Todos están felices, olvidados de todo lo demás. Luigi también llega y revisa a Evelin, que poco a poco se vuelve a dormir. Los demás se retiran, dejándolos solos. Gabriel se sienta en el medio de la cama entre Evelin y Bianca, emocionado. No puede dejar de mirarlas, alternando entre Evelin y su bebé que duerme plácidamente. Se ríe emocionado porque al tocar la manita de la niña, ella agarra su dedo y se queda así por mucho rato. Él sonríe solo, lleno de felicidad.Es interrumpido cuando una enfermera viene a revisar a Evelin, que sigue dormida. Le dice que le entregue a Bianca para que la cuiden.— ¿Pero no pueden alimentarla aquí? —pregunta Gabriel, quien no quiere separarse de ella.— Es mejor que la señora descanse hoy. Mañana tendrá a Bianca aquí bien temprano. Nosotros la alimentaremos y cuidaremos bien, no se preocupe.— Está bien, pero ella está tranquila. ¿No puede quedarse un rato más con nosotros? Ahora vienen nuestros amigos a verla.— Está bien, terminaré el recorrido qu
Gabriel en lo que avanza rumbo al bar donde quedó en encontrarse con la mujer que lo llamó, para decirle que había raptado a su pequeña recién nacida, ha ido creando todo un plan que le revela a Darío, su eficiente asistente.— Quiero que escuches todo lo que pasa, para que me asistas, en todo lo que te pida, no le digas nada a nadie, pase lo que pase —sigue dándole instrucciones Gabriel—. Tienen que ayudarme con Evelin, que no se dé cuenta de que falta la niña. No le cuentes nada.— Pero señor, espere que nos cercioremos si es verdad eso —vuelve a insistir Darío—. El localizador muestra que está en el mismo piso de Evelin. Espere un momento señor. Ya salimos corriendo, estábamos en la cafetería. No vaya a entrar, por favor señor.— ¡No Darío, no puedo correr ese riesgo, es mi Bianca, es mi Bianca! —le dice Gabriel y le informa que ya está llegando al hotel —. ¿Quién está verificando?— Asiri y yo señor. Ya estamos llegando a la habitación de Eve. Solo cinco minutos, señor, espere ci
Oliver se detiene de inmediato al comprobar que es cierto lo que ambos le dicen, dado que no dejan de teclear a gran velocidad en sus equipos. Respira hondo y promete que se tranquilizará. Luego se coloca detrás de ellos para poder ver las pantallas y pregunta dónde tienen ubicado el localizador que Asiri le puso a la bebé. — ¿Ves esta luz? —le señala Darío—. Esa es. Señala la tercera planta. Ahora déjanos trabajar y concéntrate en calmarte para acompañar a Evelin. ¿Lo harás por mí, amor?—Dame un abrazo y disculpa, cariño. Es que desde que llegué no dejan de pasar cosas malas, tengo los nervios de punta —le dice más calmado, aunque las manos le tiemblan—. Ojalá se acabe todo pronto, porque no sé si querré seguir aquí si las cosas continúan así.— Amor, no me digas eso —lo mira asustado Darío—. ¿Sabes que no puedo irme contigo?— Disculpa, Dari, es solo mi locura. No me iré a ningún lado sin ti. No me hagas caso, concéntrate en lo tuyo —se apresura a decir Oli y lo abraza por la espa
A esa misma hora, el detective Colombo había llegado al parqueo del hotel Miramar, a donde Gabriel había ido a encontrase con Melinda, para su asombro vio a casi todos sus sobrinos en el lugar. Rápidamente se acerca a ellos.—¿Qué hacen aquí? —les pregunta a Filipo y Salvatore, que se encuentran en el estacionamiento junto a Salvi, Gerónimo y Guido—. ¿Cómo se enteraron?— Vimos a Gabriel salir del hospital a toda prisa y escuchamos cuando hablaba con alguien por teléfono, diciendo que habían raptado a mi sobrina. Lo seguimos — responde Salvatore.— ¿Saben dónde está? ¿En qué parte del hotel? —los interroga Colombo.— Primero entró en el bar, pero luego subió hasta la tercera planta. Sin embargo, no pudimos determinar el número exacto de la habitación —explica muy serio Filipo—. Es Melinda, pero se ha cambiado la cara.— ¿Cómo saben que es ella? —sigue averiguando el detective.Filipo lo mira con seriedad e informa que Fiorella y María Isabel se sentaron cerca en el bar y escucharon l
Gabriel no se ha podido contener y le pregunta realmente asombrado de la locura de la mujer que le responde que le fue muy fácil, solo tuvo que pagar unos pocos miles. — Prefiero otro nombre, no quiero saber más de esa mujer en mi vida —le dice seriamente Gabriel —, definitivamente no quiero que te llames como ella, el tuyo es más hermoso. — Pero es que me gusta mucho como suena tu nombre con el de ella —dice ella como si fuera una niña caprichosa.—Muy bien, si lo prefieres así, no me opondré —cede Gabriel para que ella crea que está dispuesto a darle todos los gustos—, pero te llamaré por tu nombre. Me gusta mucho que mi apellido D’Alessi te agrade, puede ser tuyo cuando quieras. Pero eso sí —dice ahora en un tono muy firme—. Nada de que trabajaré para ti, ni pasaré mi empresa a tu nombre, olvida eso. Seremos socios en la vida y en los negocios.— Me sorprendes Gabriel, eres muy seguro de ti mismo —deja de sonreír Melinda—. ¿Quién te dice, que esto no es una trampa para apode
Unas horas antes, el detective Colombo y Casio se habían dirigido a la prefectura tras obtener la maleta de Jimena que Evelin guardaba en casa del doctor Rossi. Al llegar, buscaron de inmediato a un especialista para que la abriera.—Marcel, necesitamos que nos abras esto —solicitó Colombo, depositando la enorme maleta en la mesa de trabajo del hombre.—¿Esa maleta? ¿De dónde la han sacado? —preguntó Marcel mientras la examinaba.—¡Eso no es de tu incumbencia, Marcel! ¡Ábrela ya! —exclamó Colombo.—Creo que me llevará alrededor de media hora abrir esta cerradura —explicó Marcel, ignorando la impaciencia de los otros dos mientras seguía examinando la maleta.—¿Media hora? Necesitamos que sea ya. ¿No puedes simplemente forzarla? Es una vieja maleta —planteó el fiscal Casio.—Oh, no, fiscal, ahí se equivoca —respondió Marcel—. Esta maleta es de las que utiliza la CIA para transportar sus documentos. Es como una pequeña caja fuerte. ¿Por qué cree que pesa tanto?—¿En serio? —preguntó Casi
El detective Colombo y el fiscal Casio miran asombrados la cantidad de sobres sellados que hay en la maleta.— ¿Y ahora qué hacemos, Casio? —pregunta realmente sorprendido Colombo.— Vamos a sentarnos aquí mismo a revisarlo todo tú y yo —le responde seriamente el fiscal tomando asiento—. Tenemos que saber de qué se trata y por qué esa mujer ha estado dándoselos a Evelin. Chicos, no le digan a nadie que estamos aquí ni lo que tenía esta maleta. Salgan y cierren la puerta.. Salgan y cierren la puerta.Gerónimo no se molesta en dejarles su oficina, pero antes le recuerda a su tío Casio que no olvide que le prometió ayudarlo con su problema. Casio sonríe y le pide que no se preocupe, que se casará cuando esté enamorado. Gerónimo le agradece feliz y se va junto a su hermano, cerrando la puerta detrás de ellos. Colombo y Casio comienzan a revisar todo.— Colombo, es increíble lo que hemos encontrado. Tenemos más que suficiente para mandarlos a todos a cadena perpetua —dice sonriente el fis
Caminaron en silencio hasta estar cerca y se sorprende cuando ve a todos sus sobrinos esperando al lado de un coche. Se acerca y los saluda. Luego de organizar todo lo que van a hacer con ellos, espera por su grupo que ya le avisó que están llegando.Organiza todo. Entran al hotel y se distribuyen por varios lugares. Le preocupa ver que de una camioneta se baja un grupo de policías a la entrada del hotel. Va corriendo a su encuentro.— Chicos, soy el detective Colombo. ¿Qué hacen aquí? Ellos de inmediato le informan que el fiscal Casio los envió, porque dijo que iba a tener necesidad de ellos. Colombo sonríe y les ordena que rodeen el hotel, pero sin dar entender que lo hacen, les piden que miren hacia las casas y que se mantengan atentos que les avisaré cuando actuar.— ¿Nos puede decir de qué se trata la operación, señor? —pregunta el jefe de ellos. Colombo de inmediato les informan que en el hotel hay unos terroristas que raptaron una bebé, por ello hasta que aseguren a la niñ