—Leandro, de verdad no toque a Julieta, tienes que creerme…Dalila abrazó a Leandro, llorando, interponiéndose entre él y Julieta.—Dalila, primero levántate.—No, Leandro, si no me crees estaré arrodillada hasta que lo hagas. No es agradable ser agraviada, y ahora Julieta está gritando en el suelo, pero realmente no tengo…Mientras más hablaba, más desesperada parecía ponerse, como si Dalila realmente no lo hubiera hecho.—Leandro, tan pronto como volví, Julieta me acusó de contratar a personas para secuestrarla. Lo que me puso tan nerviosa que me quedé sin palabras, es que no lo hice. Y en eso, Julieta se abalanzó sobre mí con intención de pegarme…Entonces, ella levantó la cabeza, señalando unas marcas rojas en el rostro y dijo:—Mira, son las marcas de sus uñas, yo realmente no la intimidé. Ni envié a nadie a secuestrarla, es una locura, Leandro…Julieta no prestó atención, sentía tanto dolor que estaba por desmayarse, sus oídos zumbaban por los gritos y quejas de Dalila. Se cubrió
Leer más