Teresa vio algo que brillaba a la luz de las velas. Eric se colocó detrás de ella, le puso algo en el cuello y se lo abrochó.—Perfecto.—¿Es un collar? —preguntó Tessa tocándolo en la penumbra—. ¿Qué son estas piedras? —Rubíes.—Oh —se maravilló Tessa—. ¿Es de oro?—Sí, de veinticuatro quilates, el mejor del mundo —contestó.—El oro de verdad es muy suave, ¿verdad?—Sí, por eso se guarda para ocasiones especiales, como esta noche —contestó Eric mirándola a los ojos.Tessa sintió que el corazón le daba un vuelco. Eric sacó otro tesoro delbaúl.—Dame tu brazo derecho.Tessa alargó el brazo y Eric le colocó una pulsera en la muñeca. Pesabamucho y se le ceñía a la piel.—Como eres muy delgada, te queda bien —comentó.—¿Cuántos años tienen estas cosas? —quiso saber Tessa.—La mayoría de estas pequeñas cosas son del Imperio Bizantino, pero muchas podrían ser de antes, asi que hay algunas joyas, pinturas, esculturas inclusibe telas que no se sabe mbien la edad. La isla fue saqueada en
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