Victoria se encontraba aturdida ante las sensaciones que su cuerpo sentía, pero no era la única, Alessandro se había vaciado al completo en su interior pero aún no podía salir de encima de ella, el hecho de verla como lo hacía en este momento lo congelo, parecía que Victoria lo estuviera mirando directamente a los ojos, esos que tanto brillaban cada vez que llegaba al orgasmo, sus mejillas estaban de un color rosa suave producto de la gran agitación, sus labios estaban un poco hinchados, era la viva imagen de un ser celestial, algo que él jamás había visto, esta joven lo aturdía de una manera irreal, tantas mujeres pasaron por sus brazos, decenas de vírgenes deseosas de aprender las artes del sexo, otras más experimentadas también fueron atendidas por él, pero ella, era algo único, y Alessandro se planteaba como poder seguir una vez que la matara, deberí
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