Sur de California, Santa Mónica.—Me quedaré un rato aquí, quiero broncearme un poco —le dijo acostada en aquella tumbona mientras usaba unos espejuelos que Steven le compró.—Bueno, pero solo un poco. No olvides ponerte bloqueador solar después —le recordó, antes de irse para nadar un rato en la playa.El clima, como era de esperar, resultaba ser cálido y la brisa marítima se sentía como una caricia en sus pulmones. La naturaleza también se sentía en ese lugar, tanto que podría quedarse a vivir allí para siempre. Desde pequeña, uno de sus lugares favoritos había sido la playa, así que se sentía muy cómoda con la idea de pasar esos días allí, aunque fueran más cortos. Pero probablemente, si lo intentaba, se atrevería a convencerlos de que se quedaran por más tiempo.Observó a Steven sumergirse en la lejanía. Nadaba muy bien, a diferencia de ella que todavía lo hacía torpemente. Quizás sería bueno acompañarlo un rato.—¡Oye, Steven, iré a nadar contigo! —exclamó, dejando la tumbona par
Leer más