He elegido cuidadosamente el vestido negro de tirantes y falda de vuelo para la ocasión. Me paro frente al espejo y me observo con detenimiento, buscando la combinación perfecta. Decido complementar mi atuendo con unos elegantes tacones plateados de punta cerrada. Mientras me dispongo a maquillarme, sigo mi rutina de siempre: unas pinceladas de rímel en mis pestañas para resaltar mi mirada y un audaz labial rojo. En ese momento, mientras retoco el labial, noto a Adrien reflejado en el espejo, mirándome con una expresión traviesa. Girándome hacia él, le lanzo un coqueto beso.— ¿De verdad tenemos que ir a ese club? — pregunta haciendo un puchero.Me acerco a él e intentaba darme un beso, pero lo esquivo con una sonrisa.— Mejor no lo hagas, cariño. Acabo de aplicarme labial.Él hace una maniobra y me rodea la cintura con sus brazos firmes. Me da un beso, comenzando suavemente y luego con urgencia palpable. Aunque intento separarme, no hago gran esfuerzo para intentar lograrlo — No sea
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