Al día siguiente. Cuando Sabrina abrió los ojos, vio a Jonathan a su lado, en la misma cama. «Debió quedarse aquí a velar mi sueño, por no debo confundir esto como si él sintiera algo más por mí, todo lo hace por su bebé, sí, es solo por su hijo, él ama a su hijo, pero no a mí», pensó y acarició delicadamente su rostro, pero al pensar que pudiera despertar decidió alejarse, cuánto antes. Ella se levantó, fue a darse un baño y se cambió de ropa, él abrió los ojos, no la encontró ahí, se levantó apurado, tuvo un temor que quería callar, que huyera de su lado, sin embargo, la encontró saliendo del cuarto de baño, ya vestida. —¿A dónde vas? —exclamó y tocó su rostro, quería saber si tenía fiebre, ella estaba fresca, pero dio un paso atrás, rechazando su cercanía. Eso dolió en el corazón del hombre, ninguna mujer antes lo rechazo, no de una forma tan clara, eso no le gustó. —Estoy bien, quiero visitar a mi padre, a mi hermano. —Te llevaré. Ella no se negó, no tenía su auto, así que
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