—Madre, yo… —¡Mi hermana terminó con Lucien! Está triste, solo es eso… Evana acunó el rostro de Natalia. —¿Qué te hizo, hija? —Nada, solo, no somos buenos juntos, ¡madre! —Natalia abrazó a Evana y ella pudo sentir su dolor, la abrazó con fuerzas. —Mi niña pequeña, no llores, amor, hay muchos hombres en el mundo, ninguno merece tus lágrimas, ni tu dolor, tú solo mereces felicidad, eres inteligente, hermosa, fuerte, no dejes que nadie te venza. Natalia sonrió, besó la mejilla de su madre. —Gracias, madre, sí, tiene razón. —Así es, así que nada de llorar, hermanita, ve y vístete que hoy te declaran la nueva CEO de la empresa Ford, y te lo ganaste. —Sí, pero… incluso mi hermano me odia, así que… —No, hablé con Bennett, él se va a disculpar por lo que hizo, hija, él está muy avergonzado, él te ama, falló, no volverá a hacerlo. Natalia sonrió, sintió algo de esperanza. Fue a su habitación, se miró al espejo, recordó lo que pasó anoche, ella se entregó por amor, pero ahora Andrés
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