77. Confesión
Cuando el ascensor se detiene y las puertas se abren, Giovanni no me suelta ni por un segundo. Sus labios se deslizan por mi cuello, arrancándome suspiros mientras intento, con manos temblorosas, sacar las llaves de mi bolso. El calor de su aliento me enciende, haciéndome perder la concentración cada vez que sus labios rozan mi piel. Finalmente, logro encontrar las llaves y, con dificultad, las inserto en la cerradura. El deseo se mezcla con la impaciencia mientras lucho por abrir la puerta, sintiendo la urgencia en cada beso que Giovanni deposita en mi cuello. Sus manos recorren mi espalda, bajando lentamente hasta la curva de mi cintura, mientras yo trato de no dejar caer las llaves al suelo. La puerta se abre de golpe, y antes de que pueda procesarlo, Giovanni me empuja suavemente hacia adentro, cerrando la puerta detrás de nosotros. Mientras nos despojamos de los abrigos, las bufandas y los beanies, dejo que sus labios se apoderen de los míos, y mi cuerpo responde sin vacilar, d
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