129. LA GOBERNANTA
Después de que Sir Alexander le contara todo lo que sabía sobre el joven Lord, quien estaba decidido a ser el único heredero de su fortuna y se había convertido en su peor enemigo. César decidió llevar a Javier y a Sofía a sus habitaciones. Antes de hacerlo, le dio instrucciones a Fenicio para que resolviera el problema de los gemelos idénticos y aceptó la idea de su jefe de seguridad de utilizar a Airis.—Javier, es tarde, debes ir a tu habitación—, le pidió a su hijo pequeño, quien insistía en dormir con ellos. —Mamá y papá necesitan descansar, mañana podrás dormir con nosotros, te lo prometo.—Deja que duerma con nosotros, César —intervino Sofía al ver la determinación de su hijo—. Siempre ha dormido conmigo, solo será hoy.—Hoy necesitamos estar solos, Sofi. Prometo que mañana dormirá con nosotros—, respondió César, acompañando a Javier a su habitación. El niño no soltaba su mano, como si tuviera miedo de quedarse allí. —Está bien, no me iré hasta que te duermas—, aceptó César, a
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