Durante el viaje me había preguntado un par de veces por qué Jeremy había venido en una Limusina a buscarme, si solo se trataba de una cena familiar. Pero la respuesta llegó a mí, en el instante en que nos bajamos en aquel costoso y extravagancia restaurante de comida internacional. Lo conocía, era conocido como La mansión de oro. Y también, había oído que era el más caro de toda la ciudad. —Vamos, mi familia está adentro. Alquilamos todo el restaurante, e invitamos en toda nuestra gente. Hace mucho que no nos reuniamos así. Es previo al cumpleaños del abuelo.Saber eso no hacía que me sintiera menos nerviosa.Respiré profundo, y recordé quien era. Sonreí. Y cuando Jeremy me ofreció su mano para bajar, la tomé. Y sujetando su brazo, nos dirigimos a la entrada. Los dos vigilantes vestidos de traje me clavaron sus ojos, sus labios se separaron un poco. Levanté la mirada y me mantuve firmé, como una reina. Si mi acompañante quería sobresalir con mi presencia, entonces brillaría a su la
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