Mi mirada me delata y Raúl suelta un grito emocionado, llevando las manos a la boca.—No puedo creerlo, Evie, ¿desde cuándo sabes que estás embarazada?—Ay, Raúl, tranquilízate —suplico.—Vale, vale, pero mujer… es que no lo puedo creer, ¿desde qué momento? —insiste—. Tú te la pasas trabajando todo el santo día, ¿en qué momento tuviste tiempo de follarte a un hombre?Coloco los ojos en blanco y suelto un suspiro.—Ay, no me digas que ese bebé que estás esperando es del jefecito… —suelta con suma rapidez y lleva una mano a su pecho.—Claro que no… —miento con naturalidad—. Aunque no seas capaz de creerlo, no es de él.—Entonces, ¿de quién es?—Para qué contártelo si no lo conoces, no tiene importancia.—Evie… por favor… —Me observa detenidamente—. ¿Entraste a uno de esos programas de inseminación artificial?El que a Raúl se le ocurriera decirme aquello me toma por sorpresa, ¿así de desesperada me ven mis compañeros de trabajo?—Oh… Evie… ¿en serio te dejaste embarazar por un desconoci
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