Seis meses despuésHabíamos pasado el tiempo que los doctores le habían dado a Aitana y aunque desearía que eso fuera la señal de que se habían equivocado con el diagnóstico, no era ese el caso. Ella había empeorado mucho. Tanto que dolía.Había momentos que no recordaba quien era, otras, donde no sabía cómo moverse y en unas, se tornaba tan violenta mientras gritaba que acabaran con su vida. Vomitaba, muchas veces se ensuciaba encima porque no alcanzaba a siquiera avisar.Otras veces, despertaba sin saber cómo hablar y con cada paso, su cáncer en el cerebro, se apoderaba tanto de ella que debíamos colocarle los videos y fotos que habíamos tomado en cada paseo, porque muchas veces desconfiaba incluso de los niños.Hoy, por ejemplo, no hablaba, no se movía, parecía que estuviera en estado vegetal, pero, era porque su cerebro escasame
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