—Mary tenía razón, alguien me hizo mal de ojo o alguna brujería por el estilo, no tengo otra explicación.En el bar del hostal Swizz, Isabella bebía un vaso de whisky. La ropa que llevaba puesta y el contenido de su bolso eran las únicas pertenencias que tenía, todo lo demás se había quedado dentro de la casa."Él podrá ser el nuevo dueño de la casa, pero no de lo que está en su interior, así que no te preocupes, tus cosas están a salvo, la ley las protege", le había dicho George.Isabella confiaba cada vez menos en la ley, el mundo jamás había sido tan injusto para ella como lo era ahora, que literalmente lo había perdido todo.—Toma lo que necesites, todo lo que tengo está a tu disposición. —Jacob ya se había dado su baño y tomado sus analgésicos. Apenas se mantenía en pie—. Me gustaría acompañarte... eres bienvenida en mi cama si gustas.—Descansa, Jacob.Ella siguió bebiendo, pensando en sus aciertos y errores, en el camino que con tanta confianza había transitado y que la había ll
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