Abro los ojos y me siento cegada por la blanca luz que hay a mi alrededor, es tan fuerte que me cubro los ojos con un antebrazo, quejándome suavemente.—Summer, tranquila, estoy aquí, no hagas eso… —me pide una voz familiar junto a mí, tomándome del brazo y tratando de volver a acostarme como estaba.Me siento débil y confundida, pestañeando varias veces, veo una intravenosa en mi brazo, así que, sin poner más resistencia, vuelvo a ponerme como lo había hecho hace solo un minuto, comenzando a mirar a todos lados e identificando finalmente el lugar en el que nos encontramos.Estamos en lo que parece ser una habitación de un hospital, con blancas paredes y luces brillantes, con máquinas que sueltan suaves sonidos, y unas flores en una mesa al borde de la camilla.—Summer… —William vuelve a llamar mi nombre, mientras una de sus manos acaricia mi mejilla con suavidad.—Estoy bien, no te preocupes, me siento bien —digo rápidamente, comprendiendo que él está preocupado, pero sin querer que
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