Tímidamente me asomo sobre el alto hombro de William, viendo como frente a nosotros, Nathan hace una expresión de absoluto desagrado, mientras mira a William como si quisiera arrancarle la cabeza, luciendo como alguien patético, pero a la vez muy demente.—¿Tu novia? Vaya, así que eso es ahora, esta asquerosa prostituta, metiéndose con tantos hombres que no puedo contarlos —Nathan me insulta, dejándose llevar por los celos y la furia que tiene en su interior.—Cuida tus palabras, es mi última advertencia —dice William con frialdad.—¿Qué harás? ¿Golpearme? Eso es penado por la ley, tipo ricachón, no puedes tocarme…—¿Crees que le tengo miedo a la cárcel? No soy un niño mimado como tú, Nathan Hill, escondiéndote detrás de las faldas de tu madre y golpeando mujeres, ese en definitiva no es mi estilo. Sé que es penado, pero acabaría contigo con gusto, si eso significaría que dejarías de ser una patada en el trasero para toda mi familia.Me sorprendo un poco, ya que nunca antes había escu
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