Como es usual, cuando los niños me ven llegar se acercan a mi corriendo para darme un abrazo, el cual yo correspondo agachándome a su altura, sin poder dejar de llorar y aferrándome a ellos con fuerza.—¿Mami estas bien? ¿Por qué lloras? —pregunta David confundido, notando que algo no está bien.—Niños, hoy va a pasar algo importante —digo en un susurro, intentando no vacilar al decir estas palabras—, Lily, mi amor, debes ir con unas personas por un tiempo, ¿De acuerdo?—¿A dónde debo ir? —pregunta mi pequeña tan inocente como siempre.—Ellos te llevarán a un lugar lindo, lleno de niños, donde vas a tener una fiesta de pijamas de un par de días, luego de eso mamá y papá irán por ti, ¿De acuerdo?No quiero mentirle a mi hija, pero creo que hacerle entender todo el asunto de casas de acogida o lo de los estudios de paternidad serian demasiado para ella, así que pienso en una forma un poco más simple de explicarle lo que está ocurriendo, forzándome a sonreír y dejar de llorar para que el
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