En el pasado yo jamás me hubiera atrevido a levantarle la voz a Nathan, no solo porque le tenía miedo como el hombre violento e inestable que es, también porque lo respetaba. Antes de todo esto creía que le debía algún tipo de “lealtad”, porque él había sido el único que me había ayudado de forma “desinteresada” al llegar a Nueva York, así que lo “respetaba”, y jamás me hubiera atrevido a gritarle o reclamarle por sus malos tratos, ya que creía que había sido afortunada de encontrar a alguien como él en mi vida.Pero ahora las cosas han cambiado, ahora comprendo que su ayuda jamás fue “desinteresada”, siempre tuvo un trasfondo por detrás, de querer dominarme y controlarme con su dinero, además de que él no es ninguna bendición, y ha sido la persona que más ha arruinado mi vida, algo que sigue haciendo ahora.Ya no le tengo miedo ni respeto a Nathan Hill, solo queda el odio y el resentimiento.—Si yo fuera tu cuidaría esa boquita, Summer —dice Nathan acercándose a mi lentamente—, no qu
Tímidamente me asomo sobre el alto hombro de William, viendo como frente a nosotros, Nathan hace una expresión de absoluto desagrado, mientras mira a William como si quisiera arrancarle la cabeza, luciendo como alguien patético, pero a la vez muy demente.—¿Tu novia? Vaya, así que eso es ahora, esta asquerosa prostituta, metiéndose con tantos hombres que no puedo contarlos —Nathan me insulta, dejándose llevar por los celos y la furia que tiene en su interior.—Cuida tus palabras, es mi última advertencia —dice William con frialdad.—¿Qué harás? ¿Golpearme? Eso es penado por la ley, tipo ricachón, no puedes tocarme…—¿Crees que le tengo miedo a la cárcel? No soy un niño mimado como tú, Nathan Hill, escondiéndote detrás de las faldas de tu madre y golpeando mujeres, ese en definitiva no es mi estilo. Sé que es penado, pero acabaría contigo con gusto, si eso significaría que dejarías de ser una patada en el trasero para toda mi familia.Me sorprendo un poco, ya que nunca antes había escu
Y finalmente regresamos, a ese lugar que yo creí que jamás volvería a visitar, mi ciudad natal, Filadelfia.No tengo buenos recuerdos de este sitio, vivía en una de las zonas más pobres de la ciudad, siempre mudándome de apartamento con mis padres porque ellos no podían pagarlos. Debido a mi mala situación en casa, buscaba consuelo en la escuela, en los brazos de alguno que otro muchacho, quienes viéndome vulnerable se aprovechaban de mí y luego me tiraban como basura cuando se cansaban de mí.Algo que finalmente me llevó a él… Ese hombre que me embarazó y luego salió huyendo como un cobarde, Steve Montenegro.—Ya veo… De acuerdo, gracias —escucho que dice William, con su usual voz llena de seriedad, mientras habla por teléfono, hasta colgar la llamada.—¿Qué te dijo? —pregunto de forma impaciente, mirándolo emocionada.—Encontró una pista, sigue en Pensilvania, pero tardará un poco más hasta hallar su ubicación exacta, tal vez está fuera de Filadelfia…—Ah… Esperaba encontrarlo hoy —
Steve y yo nos conocimos cuando yo aún estaba en la escuela secundaria, de inmediato me sentí atraída a él, ya que era un par de años mayor que yo y bastante guapo, además de que venía de una familia tan problemática y pobre como la mía, así que los dos nos entendíamos bastante bien.La primera vez que nos vimos fue en una clase en la escuela, como dije Steve era un par de años mayor que yo, pero siempre fue esa clase de estudiantes malos en clases que tardan una eternidad en graduarse y son muy malos estudiantes.Me sentía especial estando a su lado, él era diferente a los demás chicos de la escuela que solo se aprovechaban de mí, Steve me hacía sentir “especial”, y como él era un chico algo mayor que me daba la suficiente atención, no dudé en entregarme a él de forma que no hice con otros.Cuando descubrí que estaba embarazada, Steve no me rechazó, me consoló y me tranquilizó. Él prometió hacerse cargo del bebé desde el primer instante, planeamos mudarnos juntos e incluso casarnos c
A pesar de que quise impedirlo, entramos a la casa de Steve para “hablar” de una forma más cómoda, estábamos comenzando a ponernos nerviosos con la charla, y no creo que sea una buena idea ir gritando o algo así en medio de la calle.Por lo que a pesar de que yo no estaba nada contenta, terminé en la casa de Steve, sentada en su sala junto a mi hermana y William, mientras Steve nos serbia una taza de té y fingía que todo estaba bien.—Lamento el desorden, no esperaba visitas —dice Steve intentando hacer un poco de charla en medio del incomodo silencio que hay entre nosotros.¿Desorden? La casa de Steve estaba impoluta, no había ni un gramo de polvo, tan solo algunos papeles de lo que parecía ser su trabajo en una mesa cercana en el comedor.Y aunque no lo había considerado hasta ahora, no tenía idea de lo que Steve tenía como trabajo, al ver su casa supuse que debía ser algo bueno, ya que tenía una casa grande y bonita. Por lo que al entrar en su residencia y observar todo con un poco
Creo que finalmente puedo respirar cuando estoy acostada en una cama, al lado de William y siendo rodeada por sus tranquilizadores brazos, mientras logro controlar mi llanto y poder calmarme un poco.Al parecer tuve un ataque de pánico o algo similar cuando me di cuenta de que Steve no tenía planeado ayudarnos como yo había pensado, lo cual disminuía bastante nuestras probabilidades de poder recuperar a Lily y llevarla a casa.Sinceramente nunca creí que Steve mejoraría tanto en la vida, en el pasado era la clase de chico que haría cualquier cosa si tú le dabas 10 dólares para poder comprar alcohol, ya que venía de una familia tan mala como la mía, él era bastante pobre y alguien que se podía comprar con “facilidad.”Pero ahora tenía una casa y un buen empleo, así que dudo que cualquier cosa que William le ofrezca sean suficientes para él, Steve probablemente se reiría si mi jefe intenta ofrecerle 10 o 20 dólares para comprar su ayuda.Por lo que no podemos contar con él, Steve no va
Me muero de la vergüenza, mientras miro de reojo a William, atenta a todas sus reacciones, me siento extremadamente apenada de todo lo que está ocurriendo.Hay una razón en específico por la que nunca quiero presentarle a nadie a mi familia, y esa es que mis padres no son las mejores personas del mundo, en el pasado ambos eran adictos a diversas sustancias, y por eso en mi infancia nunca tuve una casa fija o estabilidad.Sin embargo, cuando llegué a la escuela secundaria mi padre tuvo un accidente en el trabajo, lo que, tras una demanda, le dio el dinero suficiente para comprar este pequeño departamento en Frankfort, y finalmente mejorar un poco nuestra situación.Sé que mis padres se han estado esforzando por mejorar y superar su pasado, algo que en definitiva es muy admirable. Pero eso no quita que sean personas algo incomodas con las cuales estar a veces, y eso es notable ahora.—Oh… Entonces tienes mucho dinero, ¿Cuánto? —pregunta mi padre tras conversar un poco con William.—Papá
No puedo dejar de sentirme sorprendida, viendo de reojo a Steve aquí a mi lado, vestido con un traje elegante y con un rostro serio.Al otro lado de la sala del juzgado, a diferencia de la primera vez que vinimos a una audiencia, ya no observo esos rostros confiados y con sonrisas burlonas, los Hill lucen preocupados. Tanto Nathan como su madre miran fijamente a Steve, probablemente preguntándose si él es el verdadero padre de Lily, mientras que su abogada la señora Grimes repasa una y otra vez sus anotaciones para el juicio, aparentemente asustada e intentando planear una estrategia.El ambiente en todo el juzgado es tenso, y aumenta aún más cuando el juez llega a la sala, teniendo una expresión seria y mirando a todos fijamente. Tras unas palabras de inicio de ambos abogados, le ceden la palabra a Adrian, el cual comienza con sus alegatos.—Durante la anterior sesión que tuvimos en este mismo juzgado, se cedió la custodia de Liliana Suarez a la familia Hill bajo la premisa de que Na