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20.
JEREMYSalgo de la oficina con unos papeles en mano que debo entregarle a Rick. Toco la puerta y espero a que me deje pasar, me acerco a su escritorio y dejo los papeles allí.―Todo está en orden, primo ―informo, tomando asiento frente a él―. ¿Algo más que tenga que hacer?―Viajaré a Panamá, te dejo a cargo. Cuando regrese tomaré un descanso para otro viaje al que quiero que me acompañes ―explica.― ¿Por qué necesitas mi compañía? ―pregunto.―Yo no ―dice y su mirada obtiene un brillo de tristeza que dura unos segundos―. Samantha. He visto que se llevan bien y sé que no está tan preparada para viajar a solas conmigo. Cuando le propuse el viaje y le comenté que irías simplemente aceptó.— ¿Y qué sucede con Leonard? —pregunto.―Está de vacaciones, ya cometí ese error una vez. No pasará de nuevo ―dice, desviando la mirada.―Rick, yo… lo siento ―admito en un suspiro. Él me mira de nuevo.― No tenías la culpa de la muerte de Dylan, ni siquiera él que iba borracho. Lo que dije fue muy injusto
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21.
SAMANTHAMe hace muy feliz ver a Amanda tan contenta y ni se diga a Jeremy. Sé que él ha cargado con el peso de la soledad por años y que mi hermana esté allí para él, es muy bonito.Sé que tratan de no ser tan cariñosos frente a mí porque creen que pueden despertar recuerdos en mí. No lo voy a negar, sí me sucede, pero no me martirizan esta vez y les he dicho que no se cohíban.Eso sí, los almuerzos son para mí. Sin embargo, a veces comemos los tres y yo hago de mal tercio, aunque no me molesta para nada. Por otro lado, no paran de tocarme el vientre y Amanda le habla a cada rato, haciéndome reír por el tono tan agudo de voz que utiliza.¿Quién diría que la cascarrabias de mi hermana es un terrón de azúcar en el fondo, eh?Me gusta estar rodeada de gente feliz, en especial de ellos que lo merecen tanto.Me observo de lado en el espejo y no puedo evitar sonreír un poco. ¿Cómo no lo noté? Mi vientre no está abultado, pero si luzco un tanto rellena.—Tú también mereces ser la persona má
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22.
JEREMYSalgo corriendo detrás de Amanda, quien azota la puerta de mi casa casi frente a mis narices. Abro la puerta y camino con premura hasta tomarle del brazo con suavidad.― ¡Suéltame, Jeremy! ―gruñe, bastante molesta.―No. No te voy a soltar hasta que me dejes explicarte. No entiendo, ¿por qué te pones así?― ¿Explicarme qué? ¡Todo está clarísimo! ―exclama y su voz se quiebra―. Es ella, Jeremy. Ella es con quien debes estar, no conmigo.―Amanda, por favor. ¿Me dejas hablar? ―suplico.― ¿Para qué? Si vas a mentirme, si vas a mentirte a ti mismo ―dice, sacudiendo su brazo y sigue caminando.―Es mi abuela ―confieso. Ella se detiene, pero no me mira―. Perdió la vista, está envejeciendo. Tengo que ir a verla.― ¿Con ella? ―pregunta, dándose la vuelta y señalando la casa―. Tu novia soy yo ¿no? ¿Por qué no puedo ir contigo, uh?―Son mis padres. No tengo una buena relación con ellos, no quiero situaciones incómodas. No quiero que veas esta parte de mí ―admito, acercándome a ella.―A mí no
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23.
El viaje a Boston, Massachusetts dura un poco más de una hora. Cuando llegamos, me levanto como un resorte de mi asiento y me estiro un poco, pues tengo el trasero un tanto entumecido.Jeremy se nota ansioso y, un tanto, preocupado. Se mueve con rapidez y toma nuestros bolsos para bajarnos del avión y hacer todo el proceso de desalojo.Cuando estamos fuera del aeropuerto, detiene un taxi y me abre la puerta para dejarme pasar primero.—¿Qué tal el viaje? —pregunta luego de indicarle la dirección al taxista.—Bien. Me encanta lo bonito que se ve todo desde las nubes —respondo y él sonríe, afirmando en acuerdo—. ¿Cómo te sientes?—Solo… solo quiero ver a mi abuela —responde y no me pasa desapercibido la forma en la que mueve la pierna de arriba abajo.Mi mano viaja a la suya, que reposa sobre su pierna y me mira.—Estoy aquí —le recuerdo, sonriéndole para animarlo un poco.Él me rodea los hombros con su brazo y me atrae a su pecho, abrazándome. Me besa la cabeza y murmura un “gracias”.
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24.
JEREMY Abro poco a poco mis ojos debido a la molesta luz del sol. Me encuentro boca abajo y uno de mis brazos está debajo de mi barriga, entumecido. Lo que sea que mi otro brazo está abrazando, lo acerco más a mí.Escucho que alguien ríe y mis ojos se abren de golpe, mirando a mi alrededor algo desorientado. Samantha está recostada de la cabecera de la cama, con una revista en sus manos. Me mira y sonríe.―Buenos días, bello durmiente.Mi brazo está posado sobre su vientre e inmediatamente me doy la vuelta, soltándola.―Disculpa, no fue mi...―Tranquilo, Jer ―me interrumpe―. A mi bebé le hace falta un cariño paternal de todas formas. Y sé que soy muy cómoda —agrega, bromeando.― ¿Cómo dormiste? ―pregunto, sentándome a su lado.―Muy bien. Si te incomodó dormir conmigo así lo entenderé perfectamente ―dice, sonrojándose.― ¿Parecía incómodo hace unos minutos? Dormí como un bebé, Sam, y tenía tiempo que no dormía así ―admito, sonriendo.―Yo igual, dormí bastante bien. Gracias ―dice y me
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25.
SAMANTHA ―Así que estás embarazada, ¿cómo te sientes? ―pregunta la abuela de Jeremy. Aunque sus ojos no me miran directamente, desprenden cariño.―Sí, lo estoy. Soy una maraña de sentimientos y creo que es normal por mi situación. Estoy aterrada, feliz y triste. Supongo que ya sabe que mi esposo falleció ―comento.―Sí, noto que te duele algo más. Aparte de la pérdida, ¿lo amas todavía? ―pregunta.―Por supuesto ―respondo sin titubear―. Creo que siempre va a ser así, aunque tal vez conozca a otro hombre y me enamore de nuevo, voy a seguir amándolo hasta el final de mis días. Me duele que no encuentre paz y que siga torturándose con lo que vivimos. Nuestra relación no fue para nada fácil, en la vida real no lo son. Solo en libros, ¿cierto? Sin embargo, me hizo feliz y espero que él lo haya sido también.―Ciertamente. Muchas personas creen que morir es fácil, pues no lo es. No es más complicado que vivir, pero muchos tienen cosas pendientes que desconocen. En este caso siento que no se h
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26.
JEREMY ― ¡Maldición! ―exclamo cuando me doy cuenta de que estoy descalzo. Vuelvo al cuarto para colocarme el primer calzado que veo y retorno escaleras abajo, corriendo. Abro la puerta y veo su figura muy lejos―. ¡Samantha, espera!Sus brazos rodean su cuerpo y su cabeza mira al suelo mientras camina a paso acelerado. Corro hasta que la alcanzo y tiro de su codo con suavidad para que me vea. Tiene el rostro empapado de lágrimas y mi mano viaja a su nuca, atrayéndola a mi pecho. La abrazo y siento su cuerpo temblar por los hipidos del llanto.―Lo siento, lo siento. No sé qué rayos me sucedió ―su voz suena ahogada debido a nuestro abrazo.―Tal vez sean las hormonas del embarazo ―digo, alzando su rostro para que me vea. Ella niega y noto que mira mis labios por una corta fracción de segundo, gesto que hace que mi corazón se alebreste aún más.―No, no lo es porque quiero volver a hacerlo. Jeremy. No puedo pensar con claridad si te tengo así de cerca ―admite, alejándose de mí―. Dylan sigu
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27.
Lunes por la mañana. No he dormido muy bien, no sé por qué. Tal vez porque Samantha no duerme entre mis brazos y me preocupa que se sienta sola en su casa.Amanda y yo no hemos hablado, pero creo que no hace falta. Cuando dejé a Samantha en su casa, ella la recibió y me saludó con un asentimiento de cabeza. Me preguntó por mi abuela y luego entró, negándose a tener la charla sobre nosotros.Dylan me recibió en mi casa. Parecía apagado y triste, tal vez porque sigue aquí y no sabe qué hacer para conseguir su paz. O porque no puede estar junto a Samantha.Rick me recibe en la empresa, dándome trabajo. Me pregunta por la abuela también y hablamos por unos minutos. Me pongo manos a la obra de inmediato, intentando distraerme.Alzo la mirada cuando Dylan aparece y respiro hondo.― ¿Qué tal les fue en Boston? ―pregunta, recargándose de mi escritorio.―Bien. Mi abuela no está triste por su condición. Intenté hacer las paces con mis padres y… con mi hermano ―respondo sin apartar la vista de l
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28.
2 meses después…Navidad y Año Nuevo pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Jeremy pasó navidades con nosotros, pero sí viajó a Boston para pasar el fin de año con su familia.La verdad es que me hizo una falta terrible, aunque no estuve del todo sola. Dylan estuvo junto a mí en cada momento y, a pesar de que no puedo verlo, sentirlo me reconforta muchísimo.No voy a negar que lloré un poco en esas festividades al recordar cómo fueron aquellas que viví con él, la falta que me hace no se extingue y ahora sé que jamás pasará.Siempre lo echaré de menos.Mi vientre está un tanto abultado y he tenido que dejar de usar ropa ajustada y más cómoda, así como cambiar los tacones por zapatos deportivos. La verdad, es un cambio que me hacía mucha falta. El bebé está creciendo con mucha salud y fortaleza, por lo que el viaje a Argentina (que fue aplazado por las fechas decembrinas) seguirá en marcha y asistiré.Me veo frente al espejo con una sonrisa en el rostro. Ahí está mi vientre, poco a poco,
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29.
JEREMY Cierro la puerta y suspiro con cansancio cuando lo veo sentado en el sofá. Sus ojos azules me miran con ira y dolor, sus codos están apoyados en sus piernas y el gesto en su rostro me hace saber que no está para nada feliz.Yo tampoco lo estaría.―Se les olvidó mi presencia, ¿eh? ―pregunta con ironía―. Estaba teniendo un momento muy personal con Samantha y, como siempre, apareces tú. Cuando ella me está recordando, llegas tú y haces que me olvide.―Ella nunca va a olvidarte. Te ama, Dylan. Sigue amándote y siempre lo hará ―trato de tranquilizarlo.― ¿Lo tienes bastante claro? Porque parece que no ―dice, levantándose―. Siempre me va a amar a mí, es decir, no hay cabida en su corazón para ti. Nunca va a amarte como a mí. Seré su amor verdadero y solo buscará tener algo que se asemeje a lo que tuvo conmigo. ¿Eso lo tienes claro?Su rostro está cerca del mío. Tiene esa mueca de molestia en su rostro y sus ojos ven directo a los míos. Supongo que puede ver cuánto me han dolido sus
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