Las tres mujeres entran a la sala, radiantes y llenas de emoción. Al notar la presencia de Alex, su felicidad se hace evidente.– ¡Dios mío! – Exclama Susan, abrazándolo. – ¡No puedo creer que estás aquí!– ¡Qué sorpresa! Alex, has escapado de la muerte. Ayer mismo, te estaba amenazando con matarte porque, como padrino, no respondiste a Leandro. – Comenta Bruna, también abrazándolo.– Bueno, en mi defensa, respondí, él ignoró mi respuesta y aún me reemplazó por otro, así que la deuda es toda suya.– ¡Vaya, es cierto! Y ahora, mi amor, ¿qué haremos? – Pregunta, mirando a Leandro.– Eh, tranquila con eso, Susan, todo está bien. Prefiero que Leandro me deba.– De ninguna manera, Alex, no tienes idea de cuántas cosas escuché. "Alex es esto", "Alex es aquello", "Lo mataré", y así sucesivamente. Todo porque estaba molesto de que no fueras el padrino. Lo resolveré, denme un minuto. ¿Qué mujer está disponible para ser dama de honor? Lo pensaré, pero lo resolveré.– Mujeres... – Masculla Alex
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