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Todos los capítulos de ENTRE EL AMOR Y EL ODIO: Capítulo 131 - Capítulo 140
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131 - Una verdad que no puede revelarse
Después de aquella noche, Alex rechazó todos los intentos de contacto de sus amigos y solo volvió a encontrarse con ellos el día de la boda. Al unirse a ellos en el área reservada para el novio, atrajo las miradas de los amigos.– Antes de que empiecen con los mismos discursos de siempre, dejo claro que no quiero escuchar. – Dice Alex, caminando hasta el bar y sirviéndose un trago de whisky, evidenciando su irritación.– Alex, se respetará tu voluntad, te lo prometo. No volveremos a tocar el tema. ¿Aceptas ser mi padrino? Di que sí, por favor. – Implora Leandro, acercándose y pasando los brazos sobre los hombros de Alex. – Por favor, Alex, di que sí. – Alex se aleja y lo mira.– ¿Dónde está tu padrino idiota?– Alex, haría ese cambio de todos modos. Eres mi amigo y quiero que me acompañes en el altar. Desafortunadamente, el amigo de Susan, tal André, que acompañaría a la Srta. Morgan, se torció el pie y no estará presente.– Menos un idiota que soportar esta noche. – Dice Alex, hacién
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132 - La pareja apasionada de antes
Con un retraso de más de una hora, finalmente, la ceremonia comienza. Las damas de honor se deslizan elegantemente por la alfombra roja extendida hasta el altar, que está decorado con rosas blancas y rojas, creando un escenario deslumbrante. Los hombres sonríen, rebosantes de felicidad al ver a las mujeres que aman caminando con gracia hacia el altar. El ambiente está cargado de emoción y expectación.Cuando Rebecca pisa con delicadeza la alfombra, su mirada se encuentra con la de Alex, y sus mejillas no pueden ocultar la timidez al sonrojarse bajo la intensidad de aquella mirada que la desarma, sacándole una sonrisa a él. Al detenerse en el lugar designado, intercambian miradas y sonrisas como si fueran la pareja apasionada de antes.Cuando la marcha nupcial comienza a sonar, Leandro irradia una sonrisa genuina, lágrimas de pura emoción deslizándose por sus mejillas al ver a la mujer que ama acercándose, acompañada por su padre; cada paso de ella es un viaje hacia su corazón. La cere
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133 - Estoy lejos de la única persona que me hace feliz
En la pista de baile, las parejas están alineadas, esperando el comienzo de la música. Aunque Alex no ha participado en los ensayos, demuestra saber exactamente qué hacer, ya que ha bailado en bodas anteriores con Rebecca. Ella, por su parte, constantemente aparta la mirada, incapaz de mirarlo durante mucho tiempo, mientras su corazón late rápidamente. Cuando Alex envuelve su brazo alrededor de su cintura, un suspiro escapa de sus labios, y sus mejillas se sonrojan, revelando su vergüenza. Como siempre, una sonrisa se forma en los labios de él.– Luiza, ahora que te veo de cerca, es aún más evidente lo hermosa que eres. Creo que tendremos hijos hermosos, ¿no crees? – Comenta Richard.– ¿Estás borracho o qué? Ni se te ocurra pensarlo, Richard. – Responde ella.– Somos los únicos solteros del grupo, creo que pronto despertará nuestro amor. – Él provoca.– Alex, por favor, arregla a tu amigo. – Dice Luiza, sacando risas de todos.– Richard, deja en paz a mi hermana. Puedo conseguirte la
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134 - Te extraño todos los días
Las mujeres regresan a la mesa, luciendo sonrisas animadas. La presencia de Marina al lado de Alex comienza a incomodar a Rebecca, ya que parece constantemente atraer la atención de Alex. Mientras tanto, Susan sube al escenario, lista para el gran momento.– Solteras, vengan a la pista de baile, es hora – anuncia Susan al micrófono, emocionada.– Da lo mejor de ti, Srta. Jenkins.– Te lo traeré, Sr. Baker. Confía en mí. – Responde, lanzando una sonrisa segura mientras se dirige a la pista de baile.– ¡Vamos, chicas, ¿listas?! Un, dos, tres. – Grita Susan, lanzando el ramo.El ramo vuela mientras las solteras se esfuerzan por alcanzarlo. Rebecca y Marina se enzarzan en una competencia reñida por el ramo, pero Rebecca, decidida, logra atraparlo, derribando a su competidora. Susan corre para unirse a Rebecca, saltando de alegría. Mientras tanto, los hombres y las mujeres en la mesa comparten risas, disfrutando de la escena divertida que acaban de presenciar.– Perdóname, Srta. Murphy. –
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135 - Una nueva oportunidad a sus sentimientos
Rebecca se levanta y se dirige al baño, con la nota resonando persistentemente en su mente. Después de un largo baño, se viste, toma su celular y llama a Ryan.– Ryan, dime en qué casa está él. – Pregunta tan pronto como responde.– Buenos días para ti también. Alex está en el apartamento junto al grupo Wealth Technology.– Gracias, Ryan. – Agradece y cuelga.Rebecca guarda la nota en su bolsa y se dirige al apartamento de Alex. Durante todo el trayecto, lucha por contener la creciente ira. Al llegar al edificio, no encuentra ningún obstáculo para entrar, después de todo, había estado allí innumerables veces cuando estaban casados, y Alex nunca le prohibió la entrada.Rebecca presiona repetidamente los botones del ascensor, dejando escapar su frustración. Cuando finalmente llega al ático, cada segundo parece alargarse en la eternidad. Ella toca el timbre y, cuando Alex, sin camisa, le abre, casi olvida la razón que la trajo allí.– ¿Qué haces aquí, Srta. Jenkins? – Pregunta, mirándola
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136 - Siempre hay un vacío llamando a mi puerta
Alex y Rebecca pasan toda la tarde juntos, disfrutando de caricias y viendo las series que a ella tanto le gustan. Al principio de la noche, él la lleva a casa para que pueda recoger lo necesario para la semana. A pesar de recibir llamadas insistentes de Christine y Bruna, en aquel momento, todo lo que ella desea es disfrutar de los momentos con él.Al regresar al apartamento de Alex, él asume el papel de cocinero y prepara una deliciosa comida para ella. Comparten una agradable noche. Durante toda la semana, comparten momentos, con Rebecca yendo al apartamento de Alex después de completar sus tareas diarias, creando una sensación de intimidad y convivencia.Aunque mantenía contacto con sus amigas, Rebecca constantemente rechazaba las invitaciones para salir y conversar, incluso cuando Christine y Bruna insistían, alegando tener algo importante que compartir con ella. El viernes, al principio de la noche, al salir del trabajo, Rebecca sonríe al ver a Alex esperándola frente al edifici
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137 - Los últimos fragmentos de mi corazón
Al entrar al apartamento, Rebecca se desploma en el sofá, su pecho latiendo de dolor debido a las lágrimas incesantes. Sus amigas se reúnen a su alrededor, desesperadas por calmarla en medio de esta tormenta emocional.– Rebecca, ¿qué ha sucedido? – pregunta Christine, acariciando gentilmente el cabello de su amiga.– Simplemente no aguanto más esta carga de dolor que llevo. ¿Por qué demonios tengo que ser esta mujer enferma? ¿Cómo lograré que el hombre que amo me perdone? Y, aún más importante, ¿cómo me perdonaré a mí misma? Tenía esperanzas, ingenuas esperanzas, de que, esta vez, las cosas se resolverían, pero una vez más se fue, llevándose consigo los últimos fragmentos de mi corazón. – Responde, sus palabras cargadas de un sufrimiento abrumador.– ¿Estabas con él? ¿Es por eso que no tuviste tiempo para estar con nosotras?– Sí, Bruna. Pasé las últimas dos semanas con él. Parecía que mi vida finalmente estaba tomando el rumbo correcto. Fue una felicidad genuina poder dormir y despe
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138 - La escena lo transporta de vuelta al pasado
Dos meses después, en Zúrich, Alex está profundamente inmerso en su trabajo, aparentemente ajeno a los problemas que su partida ha causado a Rebecca. Al final de la semana, acepta la invitación de Eliza para acompañarla a una popular discoteca. Juntos, obtienen una sala privada y pasan horas discutiendo los negocios en curso. A pesar de su compañía, sus pensamientos siguen siendo dominados por Rebecca, que constantemente ocupa su mente.– ¿Cuándo regresarás a Boston? – pregunta Eliza, cruzando las piernas sensualmente.– En unas horas. – responde Alex, observando su comportamiento.– Entonces, es mejor que aprovechemos la noche. Sr. Baker, necesitas relajarte y beber un poco más. – dice Eliza, levantándose con una copa en la mano. Se acerca a él, mirándolo fijamente, y se sienta en su regazo. – Esto te hará bien.– ¿Qué estás tratando de hacer? – pregunta, claramente incómodo.– Estoy tratando de alejar la tristeza de tu mirada. – dice, acercando sus labios a los suyos.Alex se levant
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139 - Sus corazones laten en sintonía
Después de interminables horas de espera, Rebecca y sus amigas deciden hacer una pausa y se dirigen a la cafetería del hospital para comprar café, en un intento de reconfortar a los amigos y familiares exhaustos. Al regresar, los ojos de Rebecca se fijan en Alex, que permanece encogido en la silla, con la cabeza baja. Con una determinación suave, ella se acerca y se arrodilla ante él, ofreciéndole una taza de café. Sus miradas se encuentran, compartiendo una tristeza profunda.– Alex, lo siento mucho. Todo estará bien.Alex levanta su mirada hacia la suya, y ambos conectan, transmitiendo el dolor que llevan en sus corazones. Él apoya su frente en la de Rebecca, cierra los ojos, y así permanecen, como si el mundo a su alrededor hubiera desaparecido. Finalmente, él la abraza, y el abrazo se extiende, como si encontraran refugio en el calor mutuo.– Gracias, Rebecca. – Agradece, tomando la taza de café. Ella se acomoda a su lado, y sus manos se entrelazan de manera natural. Juntos, esper
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140 - Un beso que lleva el peso de una despedida
Alex abraza a Rebecca, envolviéndola con sus brazos y acariciando suavemente su cabello. En aquel momento, el silencio se llena con el cálido abrazo y el amor que siente por ella, rompiendo la soledad que lo acompaña a diario. A pesar de que intenta convencerse de que no merece su presencia, anhela que aquel instante perdure, solo para seguir sintiéndola en sus brazos.– Ahora está arriba, haciendo compañía a nuestra hija. – Susurra Alex, rompiendo el silencio, mientras los ojos de Rebecca se llenan de lágrimas. – Tú y mi abuelo me dijisteis lo mismo. También me aseguró que todo iría bien aquella noche, y al final, las cosas no mejoraron. Rebecca, aquel año fue una pesadilla, la pérdida de nuestra hija fue un dolor inimaginable, pero la noche en que te vi sufrir aquella crisis fue igual de aterradora y dolorosa. Habría muerto junto a ti si no te hubieran salvado. Y hoy, cuando llegué aquí y vi que le hacían masajes cardíacos a mi abuelo, aquellos recuerdos volvieron, y tuve que enfren
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