Me vi una y otra vez delante del espejo, sin estar muy convencida de salir a tomar el sol. Jamás me había sentido tan incómoda conmigo misma, el traje de baño de una sola pieza era lindo, coqueto, escondía mi vientre, pero no me hacía sentir bonita, no me sentía feliz, como si mi cuerpo fuera ajeno a mí. Tomé un pareo y me cubrí, esa sería la única forma de salir del cuarto. Aunque el lugar era privado y nadie más nos vería, no era suficiente para sentir la confianza de mostrarme, y con un suspiro apagado, salí de la villa. Viktor descansaba sobre una silla de sol, con el celular en la mano, de seguro revisando los pendientes de la oficina. Aunque dijera que tenía tiempo, sabía que nunca dejaba de trabajar. Su cuerpo escultural lo h
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