CAPÍTULO 74. ¿QUÉ TAN GRAVE ES?
Briana ingresó acompañada por un par de paramédicos, quienes llevaban la camilla con su papá, se dirigieron a la habitación en la que se quedaría Agustín. — ¿Estás segura que no incomodamos a nadie? —preguntó mientras lo pasaban a la cama. —Sí, estoy segura que Carlos Alejandro lo ofreció de corazón. —Sonrió con ternura y agradeció a los camilleros. —No me lo tomes a mal, mi vida, pero de pronto me cuesta trabajo creerlo, si tu madre y tu hermana no quisieron hacerse cargo de mí. —Inclinó su cabeza con nostalgia—, no creo que personas desconocidas deseen echarse una carga como yo—, en cuanto me recupere, regresaré a la casa de la ciudad, allá puedo contratar quien me cuide, si tú quieres, puedes irte a vivir conmigo. —Sonrió. La mirada de Briana se cristalizó. —No digas eso papá. Ya verás que son maravillosos, te vas a enamorar de los mellizos, son encantadores —refirió, —, no pienses más en Martina y Sarai, mejor piensa en la nueva familia que tendrás, una rodeada de cariño, espe
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