49. Preguntas sin respuesta
Estoy cansada, todo el cuerpo me duele y solo tengo ganas de tirarme al sofá, comer un delicioso plato de macarrones de queso, y un vaso de Coca Cola dietética pero no es posible porque este maldito infeliz no me deja salir de aquí. Una parte de mí quiere llorar, pero no es posible, no es el momento para lamentos, tan solo puedo pedir que no me maten, que no terminen con mi vida aquí y ahora. Cuando menos lo imagino escuchó a lo lejos la voz de Alexei, por un momento creí que sería falso pero cada vez la sentía más cercana, más real.¿Qué hace él aquí?¿Cómo me encontró?Tengo tapada la boca, pero no evitó hacer ruido con mi propio cuerpo, sacudiendo mis manos para que me puedan escuchar lo antes posible y parece que lo conseguí porque la voz, cada vez, la escuché más cercana.—Lo prometiste —hice más ruido, golpeando más fuerte el suelo con los tacos de mis sandalias—, Tráemela, Enzo. Si tienes palabra.¡Por favor! No me importa ya como consiguió encontrarme, lo que quiero es que me
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