44. Quiero a nuestro bebé
—Eso creí. Yo tenía veintitrés cuando la conocí, poco antes de que me dieran la presidencia de Stavrakis Inc. Se hizo pasar por Helena, una chica británica. Ese mismo día se entregó a mí, me hizo creer que era virgen. Nos frecuentamos, salíamos, pasaba tiempo con mi familia… y en algún punto imaginé que podríamos tener algo. Así que le pedí que fuera mi novia. Un gran anillo de diamantes en su dedo le hizo brillar los ojos —relató, con una mueca de asco—. Qué equivocado estaba. Pronto comenzó a tener actitudes extrañas, me daba órdenes, me trataba muy mal, me insultaba, llegó a ser violenta conmigo, me prohibió un montón de cosas... Y se embarazó. Cuando teníamos relaciones pinchaba los condones, y uso eso para seguir manipulándome. Fueron semanas horribles, yo no sabía qué hacer, tenía ganas de tomar ácido e irme al infierno mismo. Pero no lo hice, y traté de complacer sus caprichos. —Alistaír vuelve sus manos puños y los aprieta tan fuerte que se quedan blancos sus nudillos—. Me que
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