LI. Una bonita prisión
Llegando a la estación de policías, ya lo estaba esperando el jefe de detectives y el hombre, que debería haber cuidado a Valerie y ahora era el testigo más valioso.Oliver le dio una cruel mirada, que casi hizo que el hombre quisiera esconderse debajo de la primera piedra que encontrara. Nunca se había sentido tan avergonzado en su vida. Nunca había fallado tan mal, en proteger a alguien.Por eso hizo todo lo posible por cooperar con la descripción de los eventos que recordaba, hasta el último detalle, pero como fue en un trayecto oscuro y la acción ocurrió de una manera demasiado rápida, fueron muchas las cosas que escaparon a su vista.No obstante a eso, lograron localizar, con las cámaras del tránsito y la declaración del guarda espalda, la furgoneta negra discreta que transportaba a Valerie. La mala noticia, era, que ese trabajo estaba hecho, al parecer por profesionales, porque en un punto muerto, casi saliendo de la ciudad, donde no había cámaras, le perdieron el rastro.- Lo
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