XLV. Tienes nuestra bendición
- Srta. Elizabeth, discúlpeme que moleste su descanso, pero necesito hablarle, por favor- le suplicó la mujer y por su voz parece que estaba llorando.- Dime lo que sea que quieras hablar, no puedo salir de mi casa, porque no sé si sabes que Oliver descubrió todos tus fracasos, tan poca cosa que tenías que hacer y lo echaste a perder, y así te dices ser una secretaria estrella- le dijo con burla, como si todas las cosas que hubiese hecho la mujer, no hubiesen sido planificadas por ella misma.- ¡Señorita, el Sr. Oliver me echó de la empresa delante de todos, me humilló, me acusó de ser una espía empresarial y me va a demandar por una gran cantidad de dinero que yo no tengo, solo soy una simple secretaria! - se quebró finalmente llorando a moco tendido, angustiada y con temores persistentes – Además, nunca voy a poder trabajar en ninguna empresa, con la mala recomendación que pondrán en mi expediente, será casi imposible conseguir un trabajo decente…- ¿Y entonces para qué me llamas? -
Leer más