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Todos los capítulos de La chef curvy del CEO: Capítulo 101 - Capítulo 110
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IV. Más dulce que el vino
- ¡Qué hermosa la señorita, parece una modelo! – le dijo una señora gordita que salía de la cocina secándose las manos en el delantal- ¡Evan no me dijiste que era tan linda, con razón estabas tan embobecido!- ¡Sra. Norma! – interrumpió Evan, avergonzado, mirando a Morag que bajaba las escaleras, con cara de disculpas.- Míralo tan tímido, nunca te había visto así frente a ninguna mujer – se rio de él sin piedad, la señora que llevaba años trabajando para su familia y le había cambiado hasta los pañales, por eso, a pesar de la crisis económica, nunca pensó en deshacerse de ellos.Otra de las razones para conservar el viñedo. Sabía muy bien que el nuevo dueño, seguro, no quería a un par de ancianos trabajándole, pero para Evan, eran más su familia que sus empleados.- Me puede decir Morag, ese es mi nombre, encantada de conocerla, Señora Norma – la saludó Morag con calidez, le gustaban así, las personas sinceras y directas.- Morag querida, Evan es un buen chico, solo que tuvo la mala
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V. Te compro tu vida
- Tú, tú… - comenzó a decirle asombrada a Morag llevándose con incredulidad la mano a la mejilla adolorida y roja. - Yo, soy una mujer con la que no puedes darte el lujo de meterle y la bofetada, es por tu cubito de agua sucia- le dijo Morag amenazante y Alma dio un paso atrás, pegándose a la pared. - No puedes hacerme nada, estamos en mi pueblo, la gente... - ¿La gente, tu pueblo? No me hagas reír, quién se va a ensuciar las manos por una descarada como tú, que solo engañaste a un hombre bueno con tus mentiras – le dijo riendo con sarcasmo, porque ya Norma le había pasado toda la película en un resumen - No me conoces, pero te puedo asegurar, que puedo hacer de tu vida un infierno, así que deja de acosar a Evan porque, ya que tanto te empeñas en decir que soy su amante, te voy a tomar la palabra - Si te vuelves a acercar a mi hombre, voy a hundirte con mis propias manos y no vas a ser persona, nunca más en tu vida. Alma estaba temblando por todos lados, eran solo amenazas, pero
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VI. La nueva inquilina es mi socia
Al otro día, Morag tomó un taxi, hasta la hacienda apartada de Evan.Se regañaba mentalmente, por parecer una chiquilla enamorada, anhelando ver a su primer novio.Ya estaba un poco mayorcita para esas tonterías, pero su corazón traicionero comenzó a latir con fuerza cuando vio, a lo lejos, acercarse el viñedo de los Murray.Solo que todo ese entusiasmo, se enfrió como si le hubiese caído un cubo de agua fría encima, cuando vio otro auto estacionado en las afueras de la hacienda y por su numeración, sabía que no pertenecía a esta zona.- Señora Norma, ¿cómo ha estado? Disculpe que llegue sin avisar, pero tenía algo importante que hablar con Evan- saludó Morag a la señora gordita que le dio la bienvenida en el portón.- Morag querida, pensé que no te veríamos más- la saludó de esa manera y Morag comenzó a tensarse, ¿qué había sucedido en solo un día?- La verdad es que, disculpa mi atrevimiento, pero me había hecho a la ilusión de que serías la nueva socia, solo, que no sé nada de nego
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VII. La cigüeña trajo un bebé
Por la noche, en la hacienda de los Murray, se hizo una gran cena de celebración y Morag les puso en una video llamada de su madre, para que conociera a Norma y a su esposo. Por supuesto, también le mostró a Evan, que estaba nervioso saludando a la señora MacLeod.No era la primera vez que se veían, pero por alguna razón, en esta ocasión se sintió diferente.Estaba sentado más recto que una tabla, hablando educadamente con Catriona, que se estaba divirtiendo un poco con toda esta situación, pero por sobre todas las cosas, estaba agradecida.Agradecida porque pudo ver la felicidad perdida en los ojos de su hija.Ese brillo e ilusión que nunca más le había visto.No sabía si era por su obsesión con Blake, pero podía percibir el interés de Morag en Evan, a ella le gustaba ese hombre y Catriona la apoyaría, para que su hija volviera a enamorarse e intentar formar una nueva familia.Tomaron vino y brindaron por la prosperidad y el renacer del viñedo Murray, hasta que, a altas horas de la
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VIII. El dinero no tiene amigos
Alma estaba sumamente nerviosa y ansiosa por todo lo que haría hoy.En el banco, ayer, hubo un problema a la hora de la entrega del dinero, porque su amigo le dijo que no había tanto efectivo para darle de golpe.Alma lo miró con un poco de recelo, pero al recibir parte del dinero en sus manos, se calmó y decidió confiar.Era comprensible que, en un banco tan pequeño, no hubiese tanto dinero disponible, así como en una institución más grande, en una ciudad importante.Eso fue lo que él le explicó y Alma le creyó.Alma pensó en ir al banco a buscarlo al otro día, pero si esperaba a que abrieran, entonces no le daría el tiempo para abordar el bus que la llevaría hasta la ciudad de la audición.Así que su “amigo” le dijo que podía llevarle el dinero temprano en la mañana y encontrarse en un sitio discreto para dárselo, porque si del banco sabían del favor que le hacía, al darle el dinero fuera de la institución, podía perder su trabajo.Una vez más, agradeció a ese buen amigo que tanto l
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IX. La vida que pude tener
Era una apuesta que había hecho y no se había equivocado, enfermedad del bebé y una mierd4, conocía a Alma de atrás y su sueño siempre había sido irse de este atrasado pueblo, según ella, a ser artista.No le importaban los desvaríos de esta loca, ni como había conseguido sacarle ese dinero a la millonaria, se llevaría todo y el bus lo tomaría él.- Adam, qué sucede, hemos sido amigos por años, espero que no haya ningún problema con dinero, es para mi bebé, él…- Vamos Alma, que ya me tienes harto del mismo cuento, hablemos por las claras, sacate de la falda el dinero que te di ayer, ahora que te lo estoy pidiendo amablemente- le dijo ya quitándose la máscara, el tiempo pasaba y no podía seguirlo perdiendo en tonterías.- ¡Eres un mentiroso, somos amigos, cómo me haces esto Adam, incluso pensé en compartir dinero contigo, no tienes que hacer esto! - le gritó enojada y asustada, mirando a todos lados, para echarse a correr, en cuanto tuviese la oportunidad, esto había sido un error ter
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X. Quiero seducir a ese hombre
Evan enseguida salió de su sorpresa y miró al bebé, ya más calmado, anidando en el interior de la ropa de Morag.No preguntó mucho los hechos y enseguida fue a buscar el celular para llamar al pediatra que atendía a Bernard y era su amigo cercano.Al tomar el teléfono, había dos llamadas perdidas de Alma, que él no había escuchado por estar profundamente dormido, y seguido un mensaje corto, donde le decía que necesitaba que se quedara con el bebé unos días, porque ella tenía unos asuntos que atender en una ciudad vecina.Esa m4ldita mujer, si necesitaba que se quedara con el bebé, podía habérselo traído con tiempo o esperar a entregárselo en sus manos, cómo se atrevía a dejar a su hijo como basura, tirado en el porche.De solo imaginar que se hubiesen quedado más tiempo acostados, Evan no quería ni pensar en las consecuencias.Pero esta era la última gota que derramaba el agua de la copa, no le entregaría más el bebé, aunque viniese armando un escándalo, la acusaría de abandono, para
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XI. ¿Tengo permiso para todo?
Al otro día, Evan tenía que ir al campo, para supervisar a los nuevos trabajadores.Con la ayuda económica de su nueva socia, enseguida contrató al personal que necesitaba, era imposible que él lo hiciera todo, por muchas ganas que tuviese de sacar su viñedo adelante.Morag se quedó cuidando al bebé y recibiendo todo el envío de cosas que le había comprado.Se había entusiasmado tanto en sus compras, que la sala ahora estaba llena de cajas con artículos de bebés y algunos otros, para mejorar la vida en la hacienda.Pero la señora Norma le recomendó a dos mujeres mayores, que eran muy buenas y estaban buscando empleo.Morag se lo pensó, ella no era la mujer de la casa, tenía que consultarlo con Evan cuando él llegara, pero igual le pidió que vinieran por ese día para que ayudaran a la señora Norma a arreglar el cuarto del bebé y otros pendientes en la hacienda, porque era muy difícil que la señora mayor pudiese hacerse cargo de todo.En la noche, Evan llegó algo tarde. Tuvo que ir de
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XII. Gracias por tan buen servicio
Morag bajó la cabeza y probó de los labios que tanto ansiaba.Evan le correspondió con la misma intensidad, abriendo la boca y permitiendo el saqueo de Morag, sus lenguas se enredaban, se acariciaban y el beso se profundizaba cada vez más.Evan acarició con sus grandes manos los muslos al descubierto de Morag, fue subiendo su vestido hasta acunar sus nalgas entre sus manos, moldeándolas y amasándolas, acomodando todo el peso de ella para que su dura erección se rozara con ese punto caliente y húmedo entre las piernas de la pelirroja.Morag gimió al sentir la dureza de Evan, satisfecha porque él la deseaba y ella estaba muriendo por tenerlo en su interior.Sus manos vagaban por los fuertes músculos de la espalda de Evan, quitándole la camisa del piyama, queriendo verlo y tocarlo íntimamente.Evan la dejó hacer lo que quisiera, estaba dispuesto a darle el control, Morag mandaba sobre su cuerpo y él la complacería de todas las maneras posibles.Las caderas de Morag comenzaron a rozar ade
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XIII. Solo te amo a ti
Morag no perdió más tiempo en explicaciones, ambos eran adultos y responsables de sus actos.Empujó a Evan contra el suelo y se acomodó sobre su musculoso cuerpo, una mano en su fuerte pecho y otra agarrando su dura erección para dirigirla a su entrada, deseaba tanto este hombre, lo deseaba a morir, así que no se aguantaría más.Pero una cosa son los deseos y otra la anatomía, por mucho que Evan había hecho su trabajo “oral” humedeciendo y aflojando su interior, Morag llevaba mucho tiempo sin actividades en la cama.- Morag no hay apuro, tranquila, no te impacientes, no quiero herirte... – se incorporó Evan para consolarla besándola, porque el interior de ella estaba demasiado apretado y se estaba haciendo daño, forzando la penetración.Evan abrió más su entrada, separando sus muslos, y aunque estaba sudando frío, comenzó a mover sus caderas desde abajo suavemente para penetrar poco a poco, en esa cavidad que lo tenía al borde del orgasmo y a penas iba por la mitad de su pene.La besa
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