Guarde la carta que me dio mi padrino de Adam en mi mesita de noche, estaba muy cansada y necesitaba dormir, la deje en el cajón pensando en que cuando me despertara, la cogería y la leería,.ya que estaria más descansada. Ya estaba el día oscuro cuando me desperté aunque escuchaba hablar en el salón, me levanté de la cama, me puse una bata por encima marchandome de mi dormitorio hacia el salón, viendo a los padres de Johana, a mis amigas y a Mario y Mark, hablando animadamente, callándose todo cuando entre en el salón acercándose Mark a donde yo me encontraba.— Ven siéntate mi amor, ¿has podido descansar? — me preguntó Mark— Si gracias, pero no os calleis, podéis seguir hablando de lo que estuvierais hablando — dije sintiéndome un poco confundida.— El pequeñín está durmiendo, se ha tomado todo su biberón, es un amor de niño, Katia — me dijo la madre de Johana.— Es mi sobrino, si no fuera tan bueno, lo regalaría — dijo Johana— Con el permiso de su padre, que nunca lo tendrias — co
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