Mientras estuve ingresada en el hospital, vinieron a visitarme casi todas mis compañeras incluidos Oscar y Hector, que hacía mucho tiempo que no los veía, formándose en la habitación un gran jolgorio, riéndonos Mario ya que los demás pacientes se estaban aquejados del ruido que estábamos haciendo. Cuando ya por fin me dieron el alta, Mark quería llevarme a su casa, pero yo me sentía más cómoda en la casa donde empezó mi aventura con mis amigas en la gran ciudad. Mark me trajo algo de ropa para cambiarme en el hospital, entre en el cuarto de baño, entrando conmigo él, me quité el camisón quedandome solo con las bragas, Mark se acercó a mí, besando mi cuello, mis mejillas, mis labios mientras yo sentía su calor en mi cintura donde él tenía sus brazos abrazandome.— ¿Te he dicho hoy lo mucho que te amo? — me preguntó— Me lo dices todos los días, yo también te amo Mark, pero me gustaría vestirme si no te importa — le dije, sintiendo por primera vez, desde que lo conocía, que ya no tembla
Guarde la carta que me dio mi padrino de Adam en mi mesita de noche, estaba muy cansada y necesitaba dormir, la deje en el cajón pensando en que cuando me despertara, la cogería y la leería,.ya que estaria más descansada. Ya estaba el día oscuro cuando me desperté aunque escuchaba hablar en el salón, me levanté de la cama, me puse una bata por encima marchandome de mi dormitorio hacia el salón, viendo a los padres de Johana, a mis amigas y a Mario y Mark, hablando animadamente, callándose todo cuando entre en el salón acercándose Mark a donde yo me encontraba.— Ven siéntate mi amor, ¿has podido descansar? — me preguntó Mark— Si gracias, pero no os calleis, podéis seguir hablando de lo que estuvierais hablando — dije sintiéndome un poco confundida.— El pequeñín está durmiendo, se ha tomado todo su biberón, es un amor de niño, Katia — me dijo la madre de Johana.— Es mi sobrino, si no fuera tan bueno, lo regalaría — dijo Johana— Con el permiso de su padre, que nunca lo tendrias — co
Mark volvió al dormitorio dejando la carta que me dio mi padrino encima de la mesa de la cocina, la cogi marchandome de la cocina hasta el dormitorio de mi hijo mientras lo escuchaba llorar, entre en su dormitorio cogiéndolo en brazos para calmar su llanto, viendo poco después a Mark apoyado en el marco de la puerta mirándonos.— Katia yo lo siento — me dijo— Mark, marchate ya por favor, — le respondí, fijándome en cómo se marchaba hacia la puerta de la casa, escuchando cerrarse poco después.MARK Y MARIOMe marché de la casa donde vivía Katia y mi hijo muy enfadado,subí a mi vehiculo, dandole un puñetazo al volante aunque sabía que no tenía culpa ninguna de mis enfados con ella, pero estaba muy cabreado ¿Quien se creía ese Adam, en la vida de Katia, para decirle a la mujer que amo, todas esas necedades? ¿Por qué ella no rompió esa carta sabiendo cuánto la amo? Me estaba volviendo loco y necesitaba hablar con Mario, con mi amigo porque solo él me comprendía bien. Cuando aparque mi co
Nos sentamos todos en las sillas, a cenar sintiéndome fuera de lugar, porque aunque todos éramos amigos, pero estar con dos parejas y yo completamente sola, me hacía sentirme un poco incómoda, al ver como las dos parejas se besaban o se hacían arrumacos, aunque yo para ellos era el centro de atención,— Katia, tengo una proposición para ti y espero que me digas que sí — me dijo Mario— Ya hemos hablado Johana y yo, le he dicho que en unos días le daré una contestación, por ahora necesito pensarlo — respondí — Está bien, pero espero escucharte decir, que si aceptas mi proposición, en el hospital necesitamos personal y enfermeras como tu, por favor Katia dime que sí que volverás al hospital — me dijo Mario— Por Faaaaaaaaaaa — me gritaron todos mis amigos, haciendome reir— Esta bien, pero necesito por lo menos unos días, tengo que contratar a una niñera — les dije— No hace falta niñeras, a Junior lo podemos cuidar perfectamente nosotras ¿a que si cariño? — le preguntó Johana a Mario
Entramos los dos al despacho de Mark, cerrando él la puerta viendo como se acercaba a donde yo estaba, empecé a retroceder con la mala suerte de que tropecé con una de las sillas, cogiendo Mark mi cintura con su brazo para que no me cayera al suelo, me quedé apoyada a su mesa mientras, Mark acariciaba mi pelo, mi mejilla,— Lo siento ¿vale?, te amo Katia, llevamos sin vernos desde el incidente que tuvimos en la cocina de tu casa, te necesito cariño — me decía mientras introducía su mano por debajo de la camisa del uniforme, hasta mi pecho pellizcando mi pezón por encima del sujetador Beso mi mejilla, la comisura de mi labios provocándome, puso la otra mano en mi nuca acercando su boca a la mía, besandome con deseo, pero despacio como para hacerme desearlo,— Te acuerdas del primer día que vinistes a mi despacho, después de que le dijeras a Mario que yo era gay y te demostre que no lo era, poniendose dura mi polla cuando te tuve como ahora, tan cerca — me dijo— Ya me lo has demostrad
— No es eso lo que me preocupa, me han dado muy buenas recomendaciones de él. el problema es contigo, la forma de mirarte, de tocarte la mano como lo ha hecho delante de mí, temo que te seduzca y me dejes — me dijo Mark haciendome reir a carcajadas— Vamos a ver Mark, primero tu y yo no tenemos nada, bueno si esta nuestro hijo, pero como pareja no somos nada, ¿que te importa a ti, si me seducen o no? — pregunte— Katia por favor, sabes que te amo y que no te haya pedido matrimonio, es porque aun sigues casada con Erik, si no ya te hubiera hecho pasar por la iglesia — me dijo— No te preocupes por mi, pero aun queda la mujer que dejastes embarazada, no lo olvides — le dijeç— Katia te puedo prometer por nuestro hijo, que ese bebe no es mio, yo tome precauciones, lo que no sé, es que quiere esa mujer de mi — me dijo Mark— Eres guapo, eres director de uno de los hospitales más importantes de Nueva York y eres multimillonario, ¿qué más puede desear una mujer? — le dije— Que la amen como
Entre otra vez en el restaurante acercándome a la mesa donde estábamos cenando Duncan y yo, sentándome otra vez en la silla.— ¿Pasa algo? — me pregunto Duncan— Me tengo que marchar, lo siento, mi hijo tiene mucha fiebre y tengo que estar con él — le dije—Por los meses que tiene, puede ser que sea que le esten saliendo los dientes, tranquila es cosa normal, pero vámonos no quiero verte preocupada — me dijoNos levantamos de la silla, pagando Duncan la cuenta, nos marchamos del restaurante acercándonos a su coche, abriendome la puerta Duncan como todo un caballero. Me senté, sentándose él en el asiento del conductor marchandonos de aparcamiento del restaurante con dirección a mi casa. Cuando llegamos a mi casa, me asuste al no ver luz ninguna, entre dentro preguntando por mis amigas, al ver que nadie me contestaba, Duncan me hizo subir otra vez a su coche marchandonos de allí hacia el hospital donde trabajamos. Cuando paro el vehiculo baje corriendo entrando por urgencias preguntando
Me separe de los brazos de Mark, sentándome en uno de los asientos que había, llorando sin consuelo, aunque Mark y una de mis compañeras intentaban consolarme— Katia cariño, ahora tenemos que ser fuertes, nuestro hijo es muy pequeño y hay posibilidades que se cure, por favor mi amor cálmate — me decía Mark mientras sentía el calor de su cuerpo al abrazarme— Katia cariño, eres fuerte y esto que le está pasando a Yunior lo podrás superar, casi todos en el hospital sabemos lo que has pasado y esto aunque sé que es muy fuerte, también podrás superarlo — me dijo una compañera— Es mi hijo, ¿qué es lo que no entendéis? si soy fuerte, pero ¿y mi hijo, lo podrá superar? — les grite llorando.— Claro que podrá superarlo Katia, cálmate, sabes que estará todo el hospital pendiente de vosotros — me dijo mi compañera— Se perfectamente lo que me vas a decir, pero me gustaría que te marcharas a casa, te tomes algo que te calme, te des un baño de agua caliente y que vengas mañana — me dijo la pedi