Los días pasaron luego de aquellas fiebres tan extrañas y, por supuesto, Giselle aplicó la mejor técnica de todas: la evasión.Evitó hablar de lo sucedido con Max a toda costa, pero él no la forzó, lo que pasó aquella noche lo tenía con un pie en la tierra y el otro en la fantasía, sin embargo, por más que ella lo evitara, había sucedido y punto.Llegan a la cocina, se sientan a desayunar juntos, sin dejar de sonreírse. Pero no es una agradable, es esa tensa, llena de cordialidad y de una necesidad de querer correr, al menos por parte de Giselle, porque la de Max solo gritaba “si te descuidas, te vuelvo a besar”.—¿Alguna novedad para hoy? —pregunta Giselle sin levantar la mirada o terminará colgada del cuello de su patán—.—Nada, solo que luego de la consulta, iremos a un lugar muy discreto, pero entretenido.—¿Adelanto?—Te vas a divertir, te lo aseguro, me lo recomendó una persona muy tranquila. Creo que es nuevo, solo va gente que quiere conversar y bailar, nada de coqueteos.—O d
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