Por supuesto Alek me veía con la inocencia característica de un niño. Sin embargo, Alexander se dio cuenta de que esa pregunta me había incomodado, más de lo que me hubiera gustado. —Alek, ese tipo de preguntas, en este momento son un tanto delicadas. —¿Por qué? — Lo miró y yo hice una mueca notando que lo había metido en problemas. —Porque no vivo acá y no sé a quién dejar a cargo el proyecto. Es complicado. —¿No puedes nombrar a cualquiera? —Tienes que ser alguien de confianza y que le haga honor a la villa en Joy Green. —Oh bueno, eso es cierto. — Con eso, el pequeño ya no hizo otra pregunta loca. Sin embargo, me dejó en qué pensar. Al terminar de comer, los tres salimos de la cafetería luego de despedirnos de Tina. Ya afuera, Alexander me ofreció un viaje de vuelta a casa. —No te preocupes, seguro tu hijo no quiere dar esas vueltas. —¿Mi hijo? — Preguntó confundido. —¿Hablas de Alek? Él es mi sobrino. Sus padres están en Canadá, pero el pequeño está de vacaciones así que l
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