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Todos los capítulos de La mujer en mí: Capítulo 201 - Capítulo 210
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200.HIJAS
Como por ejemplo su forma de tratarla, su odio por ella. Nunca comprendió eso de una madre. También, que no quisiera darle más hijos a Santiago. Nunca le gustó esa mujer, pudo ver desde el primer instante que la conoció, que iba detrás de la fortuna de su hijo. Pero de ahí, a que hiciera una cosa como esta va un gran trecho, no pueden precipitarse. Tienen que estar muy seguros antes de dar cualquier paso. Llama a sus hombres, y le da mayor seguridad a su nieta y a su hijo. Por suerte, a pesar de lo estúpido que se comportó, ahora ha despertado. Hizo muy bien en ponerle a Adrián junto a él, ese chico ha hecho un excelente trabajo con su hijo, se dice.Vuelve a realizar otra llamada, quiere saber, para comenzar su investigación. Ahora se arrepiente de no haber ayudado a su hijo en su búsqueda, pero ahora lo hará. No descansará hasta encontrar la verdad.—Familia Rivera.—Buenos días. Es Santiago Sardino. ¿Puede ponerme, con el señor Rivera por favor?—Un momento, señor Sardino.—Oigo,
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201. MARTA
Marta mira a Santiago y luego a Isabella y se echa a llorar desconsoladamente, esta última corre abrazarla sin entender lo que le está pasando. La hacen beber un vaso de agua, y esperan que se calme pacientemente. Al fin ella logra hacerlo, se limpia la cara con un pañuelo que le ofrece su padre y de pronto le toma una mano y hace el intento de ir a arrodillarse delante de él, pero éste es más rápido y se lo impide.—Perdón padre, perdón. Debí decirle todo antes de que me hiciera su hija —dice llorando de nuevo.—No tienes que hacer eso Marta, solo tienes que decirme qué es lo que está pasando. Cuando te ofrecí ser mi hija, estaba consciente de todas las responsabilidades que eso conlleva. Es mi deber como padre cuidarte, pero es tu deber como hija decirme todos los peligros que te acechan de los que yo no tengo la menor idea. Vamos, cuéntame quién es ese tipo que te persigue.—Cuando mis padres murieron, me recibieron unos amigos de ellos, y luego que cogieron todo el din
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202 . FAMILIA THOMPSON
Al día siguiente, después de dormir la mañana en el hotel junto a David. Y de bajar a desayunar al restaurante, Christie se dirige en el auto de sus guardaespaldas a la casa de su hermano, que la está esperando en compañía de Isabella y los niños que al verla bajar, corren y se abrazan de ella felices. Ella inmediatamente le da los regalos que le llevaba, y se pone a jugar con ellos.—Hola Chris, ¿no piensas saludarnos a nosotros? —pregunta Christian. —David, no sabía que ibas a venir con mi hermana. Dice Christian alargando la mano para saludarlo, la cual estrecha David al tiempo que le contesta.—Yo tampoco sabía que iba a venir con tu hermana, la fui a ver justo en el momento en que iba a salir para acá y como había dedicado el fin de semana para estar con ella, vine. Espero que no te moleste, que me haya aparecido en tu casa sin ser invitado.—Y yo espero que esto que se tienen ustedes dos, sea serio. No me gustaría que jugaras con mi hermana.—Yo creo que soy yo la que j
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203. JUNTOS
—Entonces queda todo decidido — dice Christie— a partir de la próxima semana, comenzaré a mudar toda la empresa para acá. Viviremos como hacían los abuelos aquí en esta ciudad, papá después te explico todo lo que he hecho para recuperar la empresa, ahora solamente quiero hablar con mamá y pasarla bien, estoy muy cansada de trabajar tanto, todos estos días que he estado allá, ¿de acuerdo? —De acuerdo hija, en un final yo estoy pensando retirarme, para llevar a pasear a tu mamá a todos los lugares que ella quiera por el mundo, se lo debo. Ya es hora de que nosotros descansemos y ustedes asuman, así que es tu decisión de ahora en adelante lo que suceda con esa empresa, es de ustedes. —Dice el señor Thomson muy serio.Los demás se retiran dejándolos solos, conversando felices sin ninguna preocupación para que la señora Thompson se mantenga calmada. Cuando al fin ella se duerme, el señor Thompson junto con sus hijos se dirigen al despacho para analizar ciertas cosas que los tiene
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204. ISABELLA
Santiago se queda en silencio observando a Isabella, que lo mira fijamente esperando que él le conteste la pregunta que le ha hecho. ¿Qué le quiso decir con aquello? Ella realmente está muy molesta con todo lo que está sucediendo entre ellos, a pesar que ama con locura a su padre, sigue pensando que está siendo muy injusto con su madre, en esto del divorcio. Su padre suelta todo el aire y se inclina hacia delante decidido a contarle algo, pero antes que esto suceda, Isabella comienza a gritarle.—¡Mira papá, yo no había querido meterme en nada de lo que ustedes están haciendo! ¡Pero eso que me acabas de decir, es el colmo! —Comienza a hablarle muy furiosa Isabella por primera vez en su vida. — Es verdad que no me parezco en nada a mi madre, porque salí a mi abuela, o a ti, o no sé a quién. Eso no quita el hecho que sea la hija de Eva Giménez, la cual estuvo casada contigo por más de veinticuatro años y te ha estado soportando durante todo este tiempo tus cosas. Estoy conscien
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205. ACLARACIÓN
Y con la misma se marcha, dando un portazo, dejándolos a todos mirándose sin entender qué es lo que le pasa. Christian corre detrás de ella, que ha ido a refugiarse en los brazos de su abuela llorando, que los mira a todos sin entender qué es lo que está pasando. —¿Qué es lo que pasa aquí? —pregunta el abuelo entrando en ese momento que estaba en la terraza. —¿Qué tiene Isabella? ¿Y esa gritería que acabo de oír en el despacho? ¿Qué le hiciste, Christian?—No le hice nada abuelo, ella escuchó una cosa que creo que la entendió todo mal, tiene que dejar que le expliquemos lo que sucede.—¿Dime ahora mismo qué cosa es?Le pide el abuelo muy serio, pero antes que Christian responda, su padre viene junto con su hija, y dice seriamente.— Todo es mi culpa señor Sardino. Isabella escuchó cuando le decía a mis hijos, de qué Adele me estaba chantajeando con decirle a mi mujer, lo del rapto de la novia de Santiago, Susan. Ahora me culpa de todo lo que ha pasado su padre y ella duran
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206. FAMILIA
Se ponen todos rápido de pie, al verla caminando sujeta de Eugenia, y la acomodan rápidamente en un sillón, mientras la observan expectantes. Sobre todo el señor Thompson, que no puede creer lo que acababa de escuchar de los labios de su esposa. Nunca imaginó que ella supiera nada de eso, a pesar que ella sabía que estaba enamorado de Susan, jamás le habló de lo que había hecho en su intento por arrebatársela a Santiago.—¿Qué quieres decir con eso mamá? — le pregunta Christie—Yo escuché todo lo relacionado con ese intento de secuestro, la vez que fui a avisarle a tu padre de que estaba embarazada de ti —le cuenta a Christian que la mira también incrédulamente— estaba enfrascado en discutir con sus guardias de seguridad, y yo desde afuera de la puerta, lo escuché todo. Por eso fue que me marché y no le dije nada sobre mi embarazo.—¿Ese fue el motivo? —pregunta sorprendido el señor Thompson. —¿Por eso nunca me dijiste nada?—No sé si tú lo recuerdas querido, pero en la boda
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207. SANTIAGO
Al llegar a su habitación, Isabella mira a Christian todavía apenada y avergonzada por lo que hizo, este sin decirle nada, viene y la abraza muy fuerte, escuchando como ella se echa a llorar en su hombro, sin que medien palabras.—Todo va estar bien Bella, te lo prometo, no dejaré que le pase nada a nuestros hijos. Tienes que hacer un esfuerzo en calmarte, todos te amamos y nadie quiere hacerte daño, ni a ti ni a tu madre, y mucho menos a nuestros hijos. Ella no dice nada, sigue abrazada del cuerpo de su esposo que la deja sin apartarla hasta que se decide llevarla hasta la cama y hacer que se acueste mientras despacio la ayuda a cambiar de ropa. Está realmente preocupado del comportamiento que tuvo ella, tampoco usual en su persona. Eso es el primer síntoma, de que ella está llegando a los límites que puede soportar. Deberá cuidar muy bien de su esposa se dice, porque es capaz de cometer una locura y su madre aprovecharse de eso. Aunque está consciente que ella no cree n
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208. AGARRADOS
Grita Eva aterrada, al ver a los secuaces que ella conoce muy bien, no son los que acostumbra a traer por el día y que todo el mundo conoce. Son aquellos que aparecen nada más cuando él personalmente los llama, y que nadie quiere ver ni encontrarse en sus manos.—Yo había venido hoy a conversar civilizadamente contigo —comienza hablar fríamente—, ¿y que me encuentro? Tú, con tu amante gastando todo el dinero que te dejé para que comieras y pagarás todas las cuentas en un casino—¡No es así Santiago, solo tomé unas copas y me encontré con Oswaldo allí! No pasa nada de lo que insinúas —dijo haciéndose la ofendida.—Eva, que yo dejara pasarlo no me hace un estúpido ni un tonto, sabes muy bien que nunca estuve enamorado de ti. Ahora bien, ustedes dos me han ahorrado un gran trabajo. ¿Quiero que me expliquen, cómo es posible que todas las propiedades de los pequeños mercados, casas que me diera mi papá, que están a nombre de Isabella, mío y algunos hasta en el de mi padre, estén
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209. ADELE
Adele llevaba muchos días encerrada en su jaula de oro como le había puesto. Néstor entraba y salía de la casa como quería, a cualquier hora de la noche o el día, todo lo contrario a ella que solamente podía salir cuando él la sacaba a pasear. Por lo que le pidió que la llevará a trabajar con él, pensando que así podría estar libre y tener una oportunidad de escapar o al menos avisarle a Luis lo que estaba pasando. Pero su decepción fue muy grande cuando llegó a la empresa y vio que era peor todavía que la casa. Pues al menos en aquella podía pasear por el amplio jardín que tenía aunque fuera muy vigilada por todos los sirvientes y hombres de su dueño. En cambio, en la empresa la habían metido en una gran oficina muy moderna de cristal, dónde era vista desde todos los ángulos que miraran, lo que la hacía sentir vigilada todo el tiempo. Y para colmo, todos los obreros tenían prohibido entrar con teléfonos celulares a la empresa, solamente podían utilizar los que estaban en l
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