198. SANTIAGO
—Hice todo lo que pude, pero no fue suficiente —sigue contando la prima de Eva, visiblemente afectada por la perdida de sus tíos. —Ambos murieron de un simple virus que habían adquirido, por no tener dinero para comprarle la medicina. Así, que si tienen que ver con ella, tienen que cuidarse mucho, sé que tiene relaciones con la mafia y debe muchísimo dinero a gente muy peligrosa. Eso fue lo último que me dijo Reginaldo de ella, que me lo encontré por casualidad en la calle y me dijo que ya no trabajaba ni quería saber nada de Eva, porque él no se metía en asuntos de secuestro de niños. Y esta era la segunda vez que ella lo iba a hacer, en la primera le había salido muy bien, pero esta vez era a familias muy poderosas.—¿Secuestro de niños?—Sí, eso dijo.—¿Sabes dónde podemos encontrar a ese Reginaldo?—No, pero ese día me dijo que se iba de la ciudad, que nunca más iba a regresar y que me cuidara de Eva, que jamás la buscara si quería permanecer con vida.Tanto Santiago como Ad
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