118. SE HIZO REAL
—Sí, sigue, sigue amor, no pares, por favor, no pares…Y su miembro se acomoda en mi entrada, me tenso asustada. Pero me besa mi boca apasionadamente, mientras sus manos recorren mi cuerpo. Poco a poco, se va introduciendo en mi apretada cavidad. Siento un ardor, mezclado con dolor. ¡Como mi primera vez! Un grito ahogado se escapa de mi garganta. Se detiene, y me mira asombrado.—¿Te duele, amor? ¿Quieres que pare? ¿Seguro estás bien? Podemos hacerlo cuando estés lista.—¡Estoy lista, estoy lista! No te detengas, solo recuerda que esta es mi segunda vez. Casi, mi primera vez, parece que se cerró de nuevo. ¡Pero, no quiero que pares! Respondo y lo beso con ansias, mordiéndole el labio ante el dolor que me provoca su entrada. Me besa mis ojos, enjugando mis lágrimas, que escapan sin yo poder hacer nada. Termina de un golpe de introducirse. Suelto un grito.—¡Perdón, amor, perdón, ya va a pasar, te amo Bela, te amo! Relájate cariño, por eso creo que te duele más. Vamos, tienes que logra
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