Ya ha pasado una semana, desde que mis suegros llegaron. Hasta ahora, debido a que Christian y yo, realmente estamos en una relación, les ha sido muy difícil encontrar una prueba, que demuestre lo contrario de lo que le hemos contado. Nosotros somos extremadamente felices, nos abrazamos y besamos sin pena en cualquier lugar. Mima y abuelo también están felices de que todo se haya vuelto realidad, y ni hablar de mis hijos. ¡Adoran a Christian y él a ellos! Adele no ha vuelto a meterse con nosotros, se la pasa hablando por teléfono, creo que se resignó a que lo perdió. Aunque Christie dice que no, que debe estar planeando alguna fechoría. Nos reímos mucho con ella, está alborotada porque la viene a ver un doctor francés que conoció en su último viaje. Dice que solo viene a traerle unas cosas , pero su mirada le brilla cuando habla de él. Chris cree que está ilusionada con él. Según él, a ella le causa mucho trabajo confiar en las personas y el novio que tuvo la defraudó mucho porque n
Observo a Bella que me mira asombrada de verme bufando delante de ella al abrir el elevador y preguntarle si Luis se atrevió a hacerle algo.—¿Cómo sabes que estaba en el elevador con Luis? —pregunta a su vez, asombrada. De seguro se pregunta si la estoy vigilando. Pero no la dejo ir por ahí.—¡Eso es lo de menos Bella! —digo furioso, haciendo que gire para mirarme. —¿Dime si se atrevió a ponerte un dedo encima?—¡No! No, amor, te lo aseguro, solo me amenazó, porque está convencido, que mi abuelo arruinó a su familia. Me cuenta y trata de alejarme del elevador, porque me ve con intenciones de ir a poner a Luis en su lugar. No quiere que se haga un escándalo por tan poca cosa. Insiste en hacerme caminar, pero me desprendo de su agarre y giro para preguntarle.—¡¿Qué?! ¡Se atrevió a amenazarte!—Christian, amor ¡cálmate! ¡No pasó nada! ¡Recuerda, que yo me sé defender!Me abraza y la estrecho fuerte contra mi pecho, mi corazón late acelerado. La abrazo pasándole las manos por su espal
Comienzo a caminar rumbo a donde ellas están, pero recuerdo que dejé la computadora en la tienda y giro corriendo. Adele me sigue y se queda afuera. Al salir la veo como observa mi bolsa. No me gusta que se haya enterado de los relojes.—¿Le compraste reloj de localizadores a tus hijos? —pregunta señalando una de las cajas que asoman por la bolsa.—Sí Contesto y le arrebato la bolsa indicando que me molestó que mirara su contenido. Va a seguir hablando, pero mi hermana llega y la mira con odio, por instinto Adele se aleja. —¿Qué hace esa aquí? —pregunta molesta.—Al parecer papá y mamá están aquí. —Le explico a Christie que nuestros padres están arriba en la cafetería.—¿En serio? ¿Y en vez de llamarnos a nosotros, vinieron con esa zorra? Pues no iré a verlos. —Dice molesta.—Vamos a saludarlos Chris, no empeoremos las cosas —le pido en lo que tiro de ella por un brazo. —Ya sabes que viene la fiesta, haz un esfuerzo para que todo salga bien, por mí, ¿sí? Además, recuerda que tenemo
En una clínica privada, en una habitación sentada en una silla de frente a la ventana, una hermosa mujer mira por la ventana sin poder creer que se encuentra allí. Una pareja de ancianos entra en la habitación, ella se gira y corre a su encuentro.—Gracias mamá, gracias papá. Al fin me encontraron.—¡Hija! Los ancianos la abrazan llorando de felicidad, la revisan, la besan, la acarician como si necesitaran asegurarse de que es verdad que es ella.—¿Cómo te sientes hija?—Mejor mamá, ahora que los veo. He estado tan asustada pensando que me habían raptado de nuevo. ¿Cómo lo lograron?—Es una larga historia, ahora vamos.—¿Vamos? ¿A dónde?—¿A dónde va a ser? A nuestra casa, siempre dijimos que vivías en el extranjero. ¿Por qué no nos llamaste antes, hija?—Tenía miedo, papá.—Eso quedó atrás, te pondrás bien, ya verás. Te cuidaremos mucho, hija. No sabes como te hemos extrañado.—Prefiero que nadie sepa que estoy con ustedes, hasta que me ponga bien. —Como tú quieras, vamos. Se col
Después de la desaparición de Susan unos meses después de sus graduación y de enterarse que había roto con Santiago Sardino. Se dieron a la tarea de localizarla, no importa porque se hubiese marchado ni con quien, si era para huir del matrimonio con su prometido lo aprobaban, no les gustaba. Pero para ellos la felicidad de su única hija era lo más importante. Se habían cansado de contratar detectives en todos los posibles países que sospechaban que podía estar, hasta aquella tarde en que Nina tejía como era su costumbre en la sala y su esposo leía el periódico hasta que el teléfono sonó insistentemente.—Dígame —le contestó Nina que era la que lo tenía en una mesita a su lado.—¿Mamá? ¿Mamá eres tú? Soy yo, Susan. Nina se había quedado en un primer momento sin saber que hacer o decir. Su corazón le latía aceleradamente. ¡No podía ser su hija, eso debía ser una burda broma! Por lo que preguntó molesta y dolida de que existieran personas que se burlaran del dolor ajeno.—¡¿Qué broma
Voy a la habitación de Marta que está enfundada en unos pantalones negros muy entallados, que hacen que su hermoso cuerpo realce. Se ha alborotado su cabello y llenado de prendas, me recuerda a la chica alocada que conocí en Francia.—¡Marta! ¡Por poco no te reconozco! —exclamo realmente asombrada al verla.—¿Qué haces que no te has vestido? —pregunta sin hacer caso a mi exclamación, como si no fuera nada.—Venía a ver que se iban a poner para combinar. Nunca he ido a una discoteca, lo sabes —explico sin dejar de mirarla, es realmente bella. —Marta si que me has sorprendido. Eres muy hermosa y lo ocultabas. —Deja las exageraciones, solo me arreglé un poco. ¿Cómo que no sabes que ponerte? Bella te compramos la ropa que debes usar, póntela.—¿No crees que es muy apretado?—¡No! Dicen al mismo tiempo ella y Christie que aparece en ese instante vestida, casi igual a Marta, pero su pantalón es dorado. El mío es azul oscuro, pero me atemoriza ponerlo. Nunca me he puesto uno tan apretado.
Se hace un silencio después de la pregunta de Christian a su hermana. Ella se le acerca y le dice.—Sí, es del doctor que te he estado hablando todo este tiempo, desde que vine —explica sin dejar de sonreírle, se ve que le cae muy bien, pues él tampoco deja de mirarla, es como que se olvidó de nosotros y solo tiene ojos para ella. —¿De dónde lo conocen ustedes?—Mejor nos sentamos —sugiere Christian y lo hacemos. —Marta se lo encontró y lo trajo. —Había dicho que estaba con ustedes y me dejaron entrar cuando oyeron su apellido —explica David. —Y en cuanto entré Marta me atrapó. No puedo creer que todos nos conozcamos ¡Qué pequeño es el mundo!—¿Cómo está el orfanato? ¿Y tu tía? Supe que la operaron, ¿cómo salió? —Lo llena Marta de preguntas. —¿Todos están bien? ¿Y que te trae por acá?—¡Marta, deja que respire! —le digo al ver que no lo deja hablar.—Al orfanato le va muy bien, y la asociación también —contesta David, todo el tiempo mirando a Christie que lo observa embonada. — Mi tí
De pie ante mi padre que me observa sin decir nada, espero pacientemente que se decida a hablar. ¿Qué significa que Christian esté aquí en su casa y que quiso decir el doctor con eso? Me indica que lo siga al despacho, lo hago en silencio, se sienta en su buró y prende la computadora.—Quiero que veas esto, Bella. Antes de decirte cualquier cosa y para que entiendas por qué tu esposo hizo lo que hizo.Me acerco despacio, sintiendo que voy a presenciar algo que no me va a gustar, pero debo saber. Al llegar veo un video de un joven dando tumbos por la casa, su mirada está perdida y parece no reconocer a nadie. Me fijo bien y no es nuestra casa, es otra y al girar el hombre, veo que es mi padre de joven. Hay otro que se lo llevan al que no puedo reconocer porque su rostro está borroso.—¿Qué significa esto papá?—Esa droga fue la que le dieron a tu esposo ayer. Ese día mi novia debía ir a mi encuentro y desapareció, nunca más la volví a ver. Cuando desperté a los tres días, solo tenía un