Después de la desaparición de Susan unos meses después de sus graduación y de enterarse que había roto con Santiago Sardino. Se dieron a la tarea de localizarla, no importa porque se hubiese marchado ni con quien, si era para huir del matrimonio con su prometido lo aprobaban, no les gustaba. Pero para ellos la felicidad de su única hija era lo más importante. Se habían cansado de contratar detectives en todos los posibles países que sospechaban que podía estar, hasta aquella tarde en que Nina tejía como era su costumbre en la sala y su esposo leía el periódico hasta que el teléfono sonó insistentemente.—Dígame —le contestó Nina que era la que lo tenía en una mesita a su lado.—¿Mamá? ¿Mamá eres tú? Soy yo, Susan. Nina se había quedado en un primer momento sin saber que hacer o decir. Su corazón le latía aceleradamente. ¡No podía ser su hija, eso debía ser una burda broma! Por lo que preguntó molesta y dolida de que existieran personas que se burlaran del dolor ajeno.—¡¿Qué broma
Voy a la habitación de Marta que está enfundada en unos pantalones negros muy entallados, que hacen que su hermoso cuerpo realce. Se ha alborotado su cabello y llenado de prendas, me recuerda a la chica alocada que conocí en Francia.—¡Marta! ¡Por poco no te reconozco! —exclamo realmente asombrada al verla.—¿Qué haces que no te has vestido? —pregunta sin hacer caso a mi exclamación, como si no fuera nada.—Venía a ver que se iban a poner para combinar. Nunca he ido a una discoteca, lo sabes —explico sin dejar de mirarla, es realmente bella. —Marta si que me has sorprendido. Eres muy hermosa y lo ocultabas. —Deja las exageraciones, solo me arreglé un poco. ¿Cómo que no sabes que ponerte? Bella te compramos la ropa que debes usar, póntela.—¿No crees que es muy apretado?—¡No! Dicen al mismo tiempo ella y Christie que aparece en ese instante vestida, casi igual a Marta, pero su pantalón es dorado. El mío es azul oscuro, pero me atemoriza ponerlo. Nunca me he puesto uno tan apretado.
Se hace un silencio después de la pregunta de Christian a su hermana. Ella se le acerca y le dice.—Sí, es del doctor que te he estado hablando todo este tiempo, desde que vine —explica sin dejar de sonreírle, se ve que le cae muy bien, pues él tampoco deja de mirarla, es como que se olvidó de nosotros y solo tiene ojos para ella. —¿De dónde lo conocen ustedes?—Mejor nos sentamos —sugiere Christian y lo hacemos. —Marta se lo encontró y lo trajo. —Había dicho que estaba con ustedes y me dejaron entrar cuando oyeron su apellido —explica David. —Y en cuanto entré Marta me atrapó. No puedo creer que todos nos conozcamos ¡Qué pequeño es el mundo!—¿Cómo está el orfanato? ¿Y tu tía? Supe que la operaron, ¿cómo salió? —Lo llena Marta de preguntas. —¿Todos están bien? ¿Y que te trae por acá?—¡Marta, deja que respire! —le digo al ver que no lo deja hablar.—Al orfanato le va muy bien, y la asociación también —contesta David, todo el tiempo mirando a Christie que lo observa embonada. — Mi tí
De pie ante mi padre que me observa sin decir nada, espero pacientemente que se decida a hablar. ¿Qué significa que Christian esté aquí en su casa y que quiso decir el doctor con eso? Me indica que lo siga al despacho, lo hago en silencio, se sienta en su buró y prende la computadora.—Quiero que veas esto, Bella. Antes de decirte cualquier cosa y para que entiendas por qué tu esposo hizo lo que hizo.Me acerco despacio, sintiendo que voy a presenciar algo que no me va a gustar, pero debo saber. Al llegar veo un video de un joven dando tumbos por la casa, su mirada está perdida y parece no reconocer a nadie. Me fijo bien y no es nuestra casa, es otra y al girar el hombre, veo que es mi padre de joven. Hay otro que se lo llevan al que no puedo reconocer porque su rostro está borroso.—¿Qué significa esto papá?—Esa droga fue la que le dieron a tu esposo ayer. Ese día mi novia debía ir a mi encuentro y desapareció, nunca más la volví a ver. Cuando desperté a los tres días, solo tenía un
Me pongo de pie y avanzo hacia la puerta, al ver que se ha quedado mirándome fijo me detengo. Y es que me doy cuenta de que está realmente emocionado, giro sobre mis pasos y voy lo abrazo fuerte al tiempo que le digo.—Eres mi papá adorado, siempre lo has sido.—Me hubiera gustado ser siempre así como somos hoy, ¿podemos a partir de ahora mi niña, seguir siendo así? ¿Puedo seguir siendo tu confidente, tu amigo secreto, o tu mejor amigo?—No—¿No? —pregunta desilusionado.—No hace falta que seas eso, solo quiero que seas este papá que me has demostrado hoy, que tiene implícito todo eso que me has pedido. ¿Puedes ser tú este papá a partir de ahora conmigo?—¡Sí, sí, hija, seguro! No permitiré nunca más que Eva me robe esto de ti, confía en mí Bella, confía en mí.—Lo hago papá, siempre lo he hecho. Vamos ahora a trasladar a Chris.—¿Puedo preguntarte por qué no te pusiste celosa cuando esa que fue su prometida lo besó? ¿Confías tanto en tu esposo?—Sí, confío mucho en él, y sé que pued
En este momento son interrumpidos por la abuela Tania que les pide que vayan a tomar el té. El abuelo les sigue al momento, invitándolos a pasar al salón. La risa de los niños hacen que giren sus cabezas para verlos llegar corriendo y dirigirse hacia ellos. Llegan y se les lanzan a los brazos besándolos felices.—¡Abuelito viniste a verme!—exclama Lucía entusiasmada—Sí, mi niña, vine a verlos a los dos. Vinimos, porque su abuela también vino a verlos.—¿Ya abuelita nos quiere también? —pregunta Lucas.—Yo siempre los he querido. —Responde la abuela y se inclina para besarlo. —Eres igualito a tu papá, cuando tenía tu edad.—¿De veras abuela? ¿Me parezco a mi papá? —pregunta Lucas emocionado.—¿Y yo abuelita, a quien me parezco? —pregunta Lucy a su vez.—Te pareces mucho a tu tía, hasta tienes los huequitos en tus mejillas.—Contesta la señora Thompson emocionada—¿En serio, abuela? ¿Y por qué estás llorando?—No lloro, estoy emocionada y feliz de verlos.—Mamá y papá, no están. —Dice L
Hasta ahora mi plan de involucrar a mi suegro va saliendo bien. No se me escapó como miraba a Isabella en el mercado y hasta se relamía los labios. ¡Viejo asqueroso! No pierde la costumbre de fijarse en las jovencitas. Menos mal que en mí nunca lo hizo, aunque me percato de cómo a veces me mira el trasero, si no fuera porque me hice la operación, quizás le daba gusto.¿Quiénes serían los que se llevaron a Christian? Me costó mucho drogarlo sin que me vieran ellos. No puedo negar que esa droga que me llevó Eva, fue muy fuerte. No la reconocí cuando llegó, sí que se sabe disfrazar bien. Mi suegro la observó de una manera extraña, pero se fue enseguida. Cuando me preguntó le dije que no la conocía, ¿se lo habrá creído?Ja, ja, ja…, mira qué tremenda foto esta. A ver si ahora Christian va a negar que eres mi prometido. No podrás negarlo, el país entero sabe que lo somos. Ja, ja, ja…, me gustaría ver la cara de Isabella ahora, después que se pasó la noche entera, restregándome en la cara c
—No lo sé, a lo mejor fueron ellos. Nadie sabe nada, ahora voy a ver a mis suegros, a ver que saben, te llamo después.—Adele, me está decepcionando hasta más allá del punto de no retorno. ¡Arregla todo o te casaré con un viejo millonario el próximo mes! ¡Tienes un mes, si no has logrado nada en ese tiempo regresarás y harás lo que te diga!—¡No, papá, no me hagas eso por favor!—¡Un mes! Te mantendré otro mes, si no te casas con Christian ya sabes.Maldigo una y mil veces. ¿Por qué a mí nada me sale bien? ¿Y por qué me tuvo que abandonar mi madre con un padre tan abusivo? ¡Lo dejaré, no estaré más bajo su yugo! Primero tengo que ver de donde saco dinero, porque sin sus tarjetas no tengo un centavo, y si comienzo a sacar, sé que se dará cuenta y me las cortará. Deja ir a la suite de mis suegros a ver qué pasa. ¡Maldición!Salgo de mi habitación y no tomo el elevador, necesito soltar un poco de adrenalina y verme exhausta cuando llegue. Por lo que tomo las escaleras y subo corriendo lo