135. VALERIA
Trinidad Muñoz nunca había sido una niña frágil. Desafortunadamente, su madre padecía una enfermedad grave desde su nacimiento, por lo que no tenía opción más que ser fuerte. Tras la pérdida de su madre y al ver el dolor insoportable que sufría su padre, el abogado Andrés Muñoz, Trinidad ocultó su propio dolor y se dedicó a cuidar de él, manteniendo siempre vivo el recuerdo de su madre para aliviar la ausencia que sentía.Cuando Trinidad se marchó a la universidad, lo hizo porque su padre había logrado encontrar cierto consuelo y se había casado nuevamente, tal como su moribunda madre le había pedido. Leviña, su nueva esposa, trajo consigo a Valeria. Aunque Valeria no se comportaba bien con Trinidad, esta última la veía como una joven manipulada por su madre. Sin embargo, Trinidad reconocía que Valeria amaba sinceramente al señor Muñoz, quien la había criado, educado y protegido desde que la acogió en su hogar, evitando que Leviña le causara daño.Trinidad sabía que Valeria era capri
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