MATHÍAS BLANCOZoe y yo trabajábamos demasiado y habiendo cumplido tres años de matrimonio sentía que estábamos pasando por un mal momento en nuestra relación. Sus besos eran más fríos, sus caricias casi inexistentes y no me decía algo lindo o agradable ni por casualidad. Suspirando mientras estaba en la oficina pensé en distintas maneras de enamorarla, yo la amaba y no podía imaginar una vida sin ella, ¿Qué podría hacer? Conocía sus gustos pero a la vez no sabía mucho de ella. Zoe había cambiado tanto que apenas si la reconocía. -Bro, ¿Estás sordo o qué?- Christopher, mi mejor amigo, entró a mi oficina sacándome de mis pensamientos.Había asumido la vicepresidencia y el tiempo restante que tenía se lo dedicaba a mi esposa y a maneras de enamorarla, o al menos lo intentaba porque ella poco iba a casa. -Perdona Chris, estaba pensando un poco, ¿Qué haces aquí? ¿Cuando llegaste?- Me levanté de inmediato para abrazarlo, hacía meses que no lo veíaChristopher Rouland, mi mejor amigo, vi
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