Narra KimCon una carga menos, nos marchamos hacia el auto, mientras los cuerpos sin vida, yacen en el suelo, donde un grupo de forenses, hace los respectivos levantamientos de los cuerpos. El parque de diversiones, parece un campo de batalla del que por fortuna, sobreviví sin algún rasguño.Alessandro, toma mi mano y la besa, cuando abren la puerta del auto para que subamos al mismo. Intento mirar más sobre las personas muertas, sintiéndome culpable por no haberlo evitado, pero el hombre fuerte, me cubre mi vista.— Sube, no hay algo agradable que ver.— Por eso quiero verlo. Pedir disculpa por sus muertes. — Murieron mis hombres. Los que estando alerta fallaron al no ver las granadas hasta que explotaron. Fue su error los que los mató y casi nos mata. Así que, no pienses en ellos. Morir fue el castigo que tuvieron por su negligencia.— Pero…— Sube, Kim. Si no quieres un segundo castigo, Sube. — me ordena Alessandro y yo entro al auto, sabiendo que no bromea.— Está bien — murmuro
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