Eirikr entra abruptamente a la oficina, ignorando completamente a su asistente y a Vera, que esperaba con ella en la entrada.—¿Qué demonios haces aquí, Camila? —inquiere Eirikr muy molesto.—Vine a verte, amorcito —expresa en una voz tan melosa y chillona que no hace más que molestar aún más al mafioso. Ella se acerca para acariciar su rostro, pero él la detiene—. Auch, pensé que ya se habría pasado el coraje.—Eres una maldita loca, ¿Cómo se te ocurre anunciar que estamos comprometidos? —inquiere él con su mano, aun sosteniendo la muñeca de Camila—. Tú y yo no somos nada, apenas si salimos dos ocasiones.—Admítelo, soy el amor de tu vida —declara ella de nuevo—. Tu padre y mi padre tienen negocios juntos.—El amor de mi vida, está esperando mi auto, así que lárgate —anuncia él haciendo que ella se enoje.—¡¿Qué diablos estás diciendo?!—Lo que oíste, la mujer con la que estoy comprometido, el amor de mi vida, en este momento me espera en el auto, así que lárgate ya. ¡No te quiero vo
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