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Todos los capítulos de La vida secreta de mi secretaria: Capítulo 31 - Capítulo 40
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XXXI. Las buenas personas también existen
Punto de vista de la Secretaria Monroe: Acabo de limpiar a Mateo, porque las medidas de higiene tienen que ser extremadamente cuidosas.Gracias a todos los cielos, hasta ahora el procedimiento médico había salido bien, el doctor me dijo que solo quedaba esperar a que las nuevas células madres crezcan y comiencen a multiplicarse dentro del pequeño cuerpo de Mateo y lo ayuden en todas las funciones orgánicas que hasta ahora, eran deficientes y se comiencen a normalizar. En el futuro puede vivir su vida como un niño prácticamente sano.Pero, aunque estoy prestando extremado cuidado en lo que estoy haciendo, para ayudar a Mateo en su limpieza, mi mente no puede dejar de pensar en todo lo que hablamos en la oficina del doctor de cabecera sobre los próximos tratamientos pendientes y que me parece tan increíble, que de repente haya aparecido la solución a todos nuestros problemas, casi tengo miedo de que sea un sueño y al despertar, esté sumida en la misma desesperación de no saber de donde
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XXXII. Quiero ser al menos tu amigo
3 meses despuésPunto de vista de Alan: - ¿Cuántas veces tengo que rectificar este informe?- le digo totalmente irritado a mi segundo al mando, es la tercera vez que me trae unos documentos que para nada tienen que ver con las cifras reales que quiero.- Presidente, deme una oportunidad, iré personalmente a instruir a la secretaria para que lo haga correctamente- me explica con nerviosismo y veo como le suda la frente de la tensión.- Es la tercera vez que le viro el mismo documento para atrás, yo lo voy a rectificar, no hace falta que me siga haciendo perder el tiempo, con tanto trabajo acumulado que tengo, precisamente porque no sabe coordinar nada bien- le respondo tirando la carpeta llena de hojas en la mesa y es otra de las tareas que tendré que sumarle al día de hoy, que promete va a ser interminable, como han sido todos mis días desde hace unos meses- Cuando salgas de paso le anuncias que ya no es necesario que venga mañana a mi oficina, transfiérela a otro piso con menos pres
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XXXIII. Necesito asegurarme que están a salvo
Entonces aquí estoy nuevamente en un restaurante cualquiera, esperando por una chica que ni conozco, ni quiero conocer tampoco.Mi abuela ha entrado en estos meses en modo de ataque total, al parecer el tema del accidente y que casi me pierde, le afectó mucho y quiere que asiente cabeza, me case y tenga muchos hijos, que solo así va a poder morir feliz y tranquila.Bajo ese chantaje emocional, entre todos los rollos mentales y cambios en mi personalidad y modo de ver la vida, ahora también tengo que sumar estas tediosas citas, que son al menos una vez a la semana.Ya la Sra. Elba Kingsley sabe que la secretaria Monroe renunció al trabajo, pero le dije que por problemas muy personales y de gravedad.Me replicó que si la secretaria Monroe necesitaba tiempo libre por enfermedad o asuntos de su familia, debería haberle dado una licencia en vez de despedirla.Quería gritarle que no la despedí, que ella me abandonó como el perro que soy y que ojalá fuera una licencia, lo que me hubiese pedi
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XXXIV. Sé que estás cuidándonos
Punto de Vista de la Secretaria Monroe:Cuando sentí el fuerte estruendo y vi ese muñeco horrible y pesado que se precipitaba encima de nosotros, lo primero en que pensé fue en proteger como fuera a Mateo y lo segundo fue que si algo me ocurría aquí, quién cuidaría de este angelito.Pero nada podía hacer para escapar, el golpe era eminente, así que me agaché protegiendo la cabeza de Mateo con mis manos entre mi pecho y esperando el terrible impacto que me iba a lesionar cien porciento con seguridad.Por mucho que esperé con angustia y miedo, el dolor nunca llegó, pero el maniquí sí cayó sobre alguien. Podía sentirlo encima de mi cuerpo, protegiéndonos entre sus manos.Tomó mi cabeza así como yo tenía la de Mateo y la ocultó en su amplio pecho. Sentí como gimió con dolor, apretando lo dientes cuando ocurrió el impacto y casi podía oler el olor a sangre que provenía de su cuerpo.Cuando llegaron las personas a ayudarnos, primero me preocupé por Mateo porque prácticamente lo empuje al su
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XXXV. Bienvenida de nuevo, secretaria Monroe
En estos momentos quisiera quitarme la espalda, dejarla recostada en el asiento de al lado y ponérmela al irme o de preferencia, cuando ya deje de doler como si me estuviesen acuchillando.Al final tuve que volver a hacer las entrevistas a nuevas secretarias, pero esta vez tomé el asunto en mis manos porque la vez pasada dejé que el director adjunto lo hiciera y todo terminó en un m@ldito desastre.Sé que más del cincuenta porciento de la culpa la tengo yo, porque a cada persona que comienza a trabajar conmigo la comparo constantemente con la secretaria Monroe y es que Estefanía no tiene comparación con nadie.Me he dicho en varias ocasiones que tengo que quitarme esa costumbre de estar viéndola en cada acción que realiza la nueva secretaria, porque entonces es obvio que nadie va a encajar con mis gustos y mis exigencias, pero mi m@ldito cerebro no está cooperando para nada y ahora para completar tengo un hematoma gigante en la espalda, que ni siquiera me deja sentarme con comodidad e
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XXXVI. Ten piedad de mí, Secretaria Monroe
Punto de vista de Alan:- Presidente Kingsley, no tengo ningún problema en quedarme con mi equipo a realizar horas extras para poder adelantar más en el proyecto- escucho que me dice muy solícito el director ejecutivo de una empresa emergente, pero muy prometedora, que desarrolla juegos para móviles y en la que estamos involucrados en varios proyectos de colaboración.- Creo que mejor lo dejamos así por hoy Director Kim, puede que ustedes estén dispuestos, pero ya hoy es viernes y mi equipo tiene que descansar y llegar a sus hogares después de cumplir con su normal horario laboral- declino su oferta, porque en realidad para qué vamos a fingir que soy un jefe benevolente y caritativo, el equipo me daba lo mismo y yo en particular no tenía más nada que hacer, así que el Alan del pasado sin que se lo dijeran se quedaría a hacer horas extras para adelantar un proyecto tan importante, pero el Alan de ahora, está muy pendiente a que su secretaria ya terminó su jornada laboral y tiene un peq
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XXXVII. ¿Quiéres subir a mi departamento?
Punto de vista de la Secretaria Monroe:Si me preguntaran si estoy disfrutando de este momento, diría que sí y mucho. El provocar a Alan de esta manera descarada que lo estoy haciendo, me está causando un morbo y placer infinito.Utilizando la misma imagen rectilínea y cuadrada, como él me describía y solo hacer pequeños cambios en el color de la saya o un flequillo más suelto del cabello y llevarlo al límite en el que casi pierde el control, debo confesar que me está haciendo sentir extremadamente poderosa y sexy como mujer.Además del placer de vengarme por tanta indiferencia en el pasado.Como siempre, piensa que está disimulando muy bien, no cree que me doy cuenta como se me queda mirando, o como aprovecha que voy a pasarle cualquier documento para tocarme las manos, o como se levanta sin necesidad de su silla a hacerme aclaraciones en los papeles, que obviamente me podría señalar sentado, como antes y eso solo para estarme olisqueando, puedo sentirlo, no sé qué tanto me huele, pe
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XXXVIII. Un trato muy ventajoso
Punto de vista de Alan:Me sentí demasiado asombrado y feliz cuando Estefanía me invitó a cenar a su departamento.Hoy no ha dejado de sorprenderme ni por un segundo y por muy inseguro que esté, con respecto a como me perciben sus sentimientos, presiento que aún tengo una oportunidad y que la secretaria Monroe, no me ha desterrado para siempre de su corazón.Nunca había estado aquí después de que ella se mudó, solo anteriormente cuando lo compre para dárselo y revisar que fuera perfecto para ella y el niño.Entré por la amplia sala iluminada cálidamente. Este departamento tenía un diseño de concepto abierto, donde la sala se juntaba de forma armónica con el comedor y la encimera de la cocina, creando un único ambiente que permitía tener vista a prácticamente todo el departamento menos a los dos cuartos y el baño.Estefanía lo tenía decorado con una gama de colores atemporales, pero con toques cálidos como algunos cojines de colores vibrantes o unas plantas naturales en la amplia terra
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XXXIX. Te amo y nunca lo sabrás
Nunca creí que en mi vida pensaría que una mujer en chándal y camiseta de tirantes, se vería sexy y tentadora, pero justo ahora esa era la única idea que tenía en mi cabeza.Al cabo de unos minutos de pactar mis próximas visitas con Mateo, Estefanía salió de su habitación vistiendo un cómodo chándal de franela rosa, con una fresca camiseta de tirantes blanca y unas cómodas pantuflas que imitaban a algún tipo de bicho raro peludo, con bolas moradas.Su cabello rojo recogido en una alta coleta despreocupada.Esta es otra de las facetas que nunca había visto de Estefanía y debo admitir que me estaba encantando, como cada cosa nueva que he ido descubriendo de ella, durante estos meses que he estado involucrándome en su vida.- ¿Me ayudas, entonces?- me preguntó ya dejando de lado ese tono profesional con el que me habla en la oficina y se le nota más relajada y en confianza, lo cual es perfecto y siento como la valentía va creciendo en mí.Dejamos a Mateo muy entretenido con sus animados,
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XL. Quiero ser parte de esta familia
Salí del cuarto, luego de acomodar las cosas como mismo me las había encontrado, intenté disimular lo mejor posible, mi desconcierto y mi ansiedad y concentrarme en ayudar en la cena.- Te quedan muy bien las pantuflas, qué casualidad son el mismo pie- me dijo mirándome y terminando de acomodar las pechugas de pollos con los vegetales en la bandeja del horno, llevaba un delantal verde que decía:“Cuidado con la tía cocinera, la única capaz de quemar el agua en el mundo”.Me dio mucha gracia a pesar de la situación, me imagino que Mateo lo habrá elegido, no tenía idea de como cocinaba Estefanía, nunca había tenido el honor de probar su comida.- Puedes agregarlas al zapatero de la entrada, para que cada vez que venga, cambiarme los zapatos- le respondí como si nada, tratando de disimular mi nerviosismo, pasando un paño por un poco de desorden en la meseta, esperando que no me diera una respuesta cortante y sarcástica.- Está bien, ahí te las voy a guardar- me respondió en voz baja, cas
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