JeremíasPaso una mano por mi cabeza, intento contenerme solo porque el hombre sentado frente a mí sigue siendo de mi familia, pero después de la llamada que residí, después de que ese extraño sembrara ideas en mi cabeza, lo último que quería era verlo.—Te dije que te quedaras en casa, Antoni… — me mantengo al margen — vete a ver a tus hijos, cuida de ellos hasta que…—¿Hasta qué, ¿Qué? — gruñe — hasta que termines con esta estupidez, en lugar de ocuparte de mantener a tu familia a flote — me acusa — tanto que te llenas la boca diciendo que lo amas, pero estás gastando el tiempo calumniándome en lugar de ocuparte de que tu madre no consiga quedarse con ellos como te…—¡Mi madre no se quedará con nadie! — grito — y tú deberías ser más inteligente, crees que estar aquí gritándome, no empeora las cosas, tío — lo miro — me estás haciendo creer que realmente tú has estado haciendo cosas como de las que te acusan.—¿Quién me acusó? — dice — algún envidioso, imbécil, que cree que puede obt
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