LizbethDos días despuésApago mi móvil cuando ese maldito número desconocido vuelve a llamar, me miro al espejo y puedo ver las ojeras que se han formado bajo mis ojos, si antes solo me amenazo ahora fueron tan lejos como para enviar una carta con fotos de los niños en la casa de mi madre.Alejo ese recuerdo de mi mente antes de correr directamente hasta la sala de estar con la mejor sonrisa que puedo fingir, mi profesor está ahí, sentado en silencio mirando a los dos niños.—Que bueno que pudiste venir — comento — realmente no quería salir de casa estos días — me siento a su lado — Jeremías no ha venido a casa y me pidió que me mantuviera aquí.Esa parte es mentira, es verdad que desde hace dos días no veo a mi esposo, pero nunca me pidió que no saliera de casa. No sé qué está sucediendo o porque él está actuando tan raro desde la llamada que recibió hace unas noches, pero asumo que todo este problema con ese desagradable hombre que es su tío lo tiene de esa forma.—No era un proble
JeremíasLlevo dos días reuniendo pruebas, dos días en los que me he dado cuenta de que no importa cuánto lo intente no hay nada que incrimine realmente a mi tío porque la nota no dice un nombre específico o una fecha y al ser un recibo de un casino simplemente puede interpretarse como una broma o amenaza circunstancial.La cabeza está a punto de estallarme, así que decido ir a casa e intentar encontrar un poco de tranquilidad, pero el ambiente en ella no es precisamente relajado. Por el contrario, siento que algo está terriblemente mal.—¿Lizbeth?Entro a la habitación de los niños, pero no están y tampoco mi esposa o el perro que mi madre le regaló, intento llamarla, pero su móvil me da fuera de servicio. Me asomo a una de las ventanas tratando de pensar en dónde podría estar y entonces los veo, sentados en el jardín, sobre una manta.Frunzo el ceño cuando veo a mi esposa hablar con alguien y luego de colgar tratar de mantener la calma, bajo las escaleras preguntándome qué está mal,
LizbethNi siquiera puedo dormir en toda la noche, me duele tanto marcharme que estoy volviéndome loca, pero necesito hacerlo, necesito mantener a salvo a los niños. Además de que ellos y Jeremías ni siquiera tienen algo que ver con esta situación, con mis errores o mis decisiones.Salgo de la cama en silencio, Jeremías se marchó de casa ayer después de que discutiéramos. Camino por el pasillo hasta la habitación de los niños, tenía la esperanza de dormir con mi esposo y cenar con los niños hoy para despedirme, pero no puede hacerlo, así que solo trataré de sonreír hasta el último momento.Lo primero que veo cuando entro a la habitación es al perrito que su abuela le regalo, no sé realmente cuánto costó, pero realmente está demasiado flaco y pelón para mi gusto. El animal gimotea haciéndome sonreír, tomo al pequeño perro en mis manos antes de abrir las ventanas de la habitación.—Buenos días, mis… — las lágrimas se acumulan en mis lágrimas — amores.Abro las otras cortinas y siento mi
Jeremías—Estos son los informes que mandó a pedir — dice mi contador dejando las dos carpetas bastante anchas sobre mi escritorio — realmente no vi nada extraño en los informes generales del grupo, pero definitivamente las ganancias de la sección farmacéutica son bastante diferentes.—¿Aún no llegan los informes de esa sección? — miro mi reloj — quiero una reunión, apenas tenga un resultado — me pongo en pie — también necesito que hagas un retiro de mi cuenta personal de treinta mil dólares.—¿Treinta mil? — mi contador duda — ¿Por qué necesita ese dinero seño?, no quiero sonar entrometido, pero…—Tengo una casa que me gustaría comprar — respondo — pero preferiría que dejara esto entre los dos, es una sorpresa.—Comprendo — mi contador se pone en pie — tenga un buen día, le informaré si tengo noticias de la investigación que solicitó.—Excelente.Espero a que mi trabajador salga de la oficina antes de marchar el número de Lizbeth, ayer la detuve, pero sigo preocupado de que intente e
Lizbeth—¿Qué fue lo que sucedió cariño? — cuestiona mi madre mientras regresamos a la habitación de mi padre desde la máquina de café — Porque hay dos hombres sentados en la sala de espera fuera de la habitación, además porque me llamaste diciendo que te irías.—No hay nada que preocuparte mamá — respondo — solo… Tuve una pequeña crisis, pero todo está bien ahora.Ella sonríe y trato de hacer lo mismo, no quiero preocuparla, no ahora que mi padre está mucho mejor. O al menos desde la última vez no ha tenido otra crisis y eso definitivamente me hace feliz, así que no pienso atormentar a mi madre con todas las llamadas de amenazas.Llegamos a la habitación donde dejamos a mi padre con los niños, mi corazón se acelera cuando veo a mi padre sonriendo como hace meses no lo hace mientras Lucas le cuenta alguna cosa, Lucia por su parte está simplemente sentada a su lado jugando con su cabello.—Oh, han vuelto — mi padre me mira — qué lindos niños tienes.—¡Mamá, el abuelo dijo que me regala
JeremíasNi siquiera he tenido tiempo de llegar a la oficina cuando me doy cuenta de que algo no está bien. Después de salir de casa temprano en la mañana y escuchar a mi mujer decirme que la madre de los niños apareció de repente, lo último que necesito es verla a ella, tranquilamente sentada en mi oficina.—Me extrañaste bombón — su voz sigue siendo la misma, pero ya no me afecta — he vuelto por ti, por lo nuestro.—te dije que no te acercaras a mí o a mi familia Elena, lárgate de aquí.Señalo la puerta, pero ella no me escucha, trata de acercarse a mí, pero la detengo sujetando su mano, sin embargo, ella solo usa su otra mano para tocar mi rostro con una pequeña sonrisa que la hace lucir como si realmente estuviera enamorada.—Te extrañé, sé que fui una tonta al dejarte, pero en aquel entonces yo no sabía que tú…—¿Qué? — gruño — ¿Qué tomaría el lugar de mi hermano? — la empujo — ¿Qué tendría todo el maldito dinero de mi familia en mis manos?—Jeremías entiéndeme — dice — soy una m
Lizbeth—¡Lárgate de aquí! — la mujer que ha aparecido en la puerta ni siquiera se molesta en ser cortés — aléjate de mi familia, de mi hombre y de mi dinero.Ella sigue gritándome, miro hacia el interior de la casa para cerciorarme de que los niños no estén cerca. Cierro la puerta haciendo que está otra mujer de unos pasos más atrás fuera de la casa.—Ni siquiera sé quién eres, podrías al menos decirme tu nombre.—No sé qué te crees, pero no eres nadie, tú solo eres mi reemplazo, así que deja de perder el tiempo y lárgate de aquí.—No soy reemplazo de nadie y no me ofendas, hablemos como personas civilizadas, como…—Tú y yo no somos de la misma clase — me señala — Jeremías probablemente está pasando el rato contigo o intentando que alguien más se ocupe de esos molestos niños que…—¡No hables así de ellos! — le grito incapaz de escuchar su tono despectivo — supongo que eres su madre, así que por favor al menos no hables así de ellos.—Eres una estúpida, no eres nadie para Jeremías más
JeremíasLa lluvia que cae hace que vea borrosamente como mi mujer se marcha, Mi hijo llora desesperado a mi lado mientras sostengo a Lucía que sigue llorando desconsolada. No puedo creer que por primera vez en cuatro años.—¡Mamá, no te vayas!Grita Lucia mientras ella enciende las luces del auto, trato de calmar a la niña, pero no puedo hacerlo, mi hijo me mira entre llantos y no necesita decir nada para saber que me está culpando. Lucia se aferra a mi cuello, suplicándome que vaya por su mamá, pero no puedo hacer nada.Escucho al perrito que mi madre les regaló, ladrar a la nada y ni siquiera me doy cuenta hasta que veo a Lucas correr bajo la lluvia. Maldigo dejando a mi hija sobre el suelo. Corro tras mi hijo bajo la lluvia y él intenta apartarme pataleando cuando lo cargo lejos del suelo.—¡Déjame! — grita — quiero a mi mamá se fue por tu culpa — me empuja — esa mujer mala le dijo cosas, todo es tu culpa, papá, todoEl niño llora mientras lo abrazo, corro bajo la lluvia para volv