JeremíasPaso una mano por mi cabeza, intento contenerme solo porque el hombre sentado frente a mí sigue siendo de mi familia, pero después de la llamada que residí, después de que ese extraño sembrara ideas en mi cabeza, lo último que quería era verlo.—Te dije que te quedaras en casa, Antoni… — me mantengo al margen — vete a ver a tus hijos, cuida de ellos hasta que…—¿Hasta qué, ¿Qué? — gruñe — hasta que termines con esta estupidez, en lugar de ocuparte de mantener a tu familia a flote — me acusa — tanto que te llenas la boca diciendo que lo amas, pero estás gastando el tiempo calumniándome en lugar de ocuparte de que tu madre no consiga quedarse con ellos como te…—¡Mi madre no se quedará con nadie! — grito — y tú deberías ser más inteligente, crees que estar aquí gritándome, no empeora las cosas, tío — lo miro — me estás haciendo creer que realmente tú has estado haciendo cosas como de las que te acusan.—¿Quién me acusó? — dice — algún envidioso, imbécil, que cree que puede obt
Lizbeth—Cariño, tienes que comer—la voz de mi madre sigue siendo triste—llevas una semana sin comer más de dos cucharadas, no hagas esto más difícil Beth.No quiero comer, no sé por qué tendría que hacerlo si lo he perdido todo, me hundo un poco más en la sábana del hospital mientras intento ignorar el dolor que quema mi cuerpo. Dios, debería haber muerto cuando caí de ese acantilado.Mi cabeza duele, mi garganta se siente seca y cierro mis ojos cuando el sudor comienza a deslizarse por mi espalda. Alguien está diciendo mi nombre, trato de escuchar quién es o de donde viene, pero se oye demasiado lejos en medio de toda esta neblina que me rodea y cuando me encuentro una vez más en medio de la carretera, mi cuerpo se congela.El olor de la gasolina, el calor de las llamas y los llantos, los llantos de alguien que no me dejan pensar con claridad. Trato de moverme, pero es demasiado dolorosa, miro hacia el alto del risco donde el auto que golpeo el borde de la carretera ahora no es más
JeremíasPreparo la cena para Lizbeth, me pregunto una y otra vez que fue lo que realmente pasó en la carretera, pero si no quiere contarme no la voy a forzar. Después de cenar ambos nos vamos a la cama, trato de alegrar el ambiente charlando sobre los niños, pero ella no parece capaz de esconder su angustia.Le permito irse a la cama después de un rato, subo unos minutos más tarde y estoy a punto de acostarme en la cama junto a Lizbeth cuando mi móvil se ilumina una vez más con el número desconocido en la pantalla. Beso a mi esposa en los labios pidiéndole esperar por mí un minuto.Salgo al balcón para contestar la llamada y una vez más la voz para nada agradable de quien sea que llamó ayer vuelve a sonar en mis oídos.—¿Quién eres?—No, creo que eso sea lo importante — responde — ¿Quieres saber algo más o vas a seguir preguntando estupideces?—No me hable de esa forma, yo no…—Sí, usted es el gran jefe del grupo Mark y yo soy un pobre bastardo al que timaron — se burla — en fin, si
LizbethDos días despuésApago mi móvil cuando ese maldito número desconocido vuelve a llamar, me miro al espejo y puedo ver las ojeras que se han formado bajo mis ojos, si antes solo me amenazo ahora fueron tan lejos como para enviar una carta con fotos de los niños en la casa de mi madre.Alejo ese recuerdo de mi mente antes de correr directamente hasta la sala de estar con la mejor sonrisa que puedo fingir, mi profesor está ahí, sentado en silencio mirando a los dos niños.—Que bueno que pudiste venir — comento — realmente no quería salir de casa estos días — me siento a su lado — Jeremías no ha venido a casa y me pidió que me mantuviera aquí.Esa parte es mentira, es verdad que desde hace dos días no veo a mi esposo, pero nunca me pidió que no saliera de casa. No sé qué está sucediendo o porque él está actuando tan raro desde la llamada que recibió hace unas noches, pero asumo que todo este problema con ese desagradable hombre que es su tío lo tiene de esa forma.—No era un proble
JeremíasLlevo dos días reuniendo pruebas, dos días en los que me he dado cuenta de que no importa cuánto lo intente no hay nada que incrimine realmente a mi tío porque la nota no dice un nombre específico o una fecha y al ser un recibo de un casino simplemente puede interpretarse como una broma o amenaza circunstancial.La cabeza está a punto de estallarme, así que decido ir a casa e intentar encontrar un poco de tranquilidad, pero el ambiente en ella no es precisamente relajado. Por el contrario, siento que algo está terriblemente mal.—¿Lizbeth?Entro a la habitación de los niños, pero no están y tampoco mi esposa o el perro que mi madre le regaló, intento llamarla, pero su móvil me da fuera de servicio. Me asomo a una de las ventanas tratando de pensar en dónde podría estar y entonces los veo, sentados en el jardín, sobre una manta.Frunzo el ceño cuando veo a mi esposa hablar con alguien y luego de colgar tratar de mantener la calma, bajo las escaleras preguntándome qué está mal,
LizbethNi siquiera puedo dormir en toda la noche, me duele tanto marcharme que estoy volviéndome loca, pero necesito hacerlo, necesito mantener a salvo a los niños. Además de que ellos y Jeremías ni siquiera tienen algo que ver con esta situación, con mis errores o mis decisiones.Salgo de la cama en silencio, Jeremías se marchó de casa ayer después de que discutiéramos. Camino por el pasillo hasta la habitación de los niños, tenía la esperanza de dormir con mi esposo y cenar con los niños hoy para despedirme, pero no puede hacerlo, así que solo trataré de sonreír hasta el último momento.Lo primero que veo cuando entro a la habitación es al perrito que su abuela le regalo, no sé realmente cuánto costó, pero realmente está demasiado flaco y pelón para mi gusto. El animal gimotea haciéndome sonreír, tomo al pequeño perro en mis manos antes de abrir las ventanas de la habitación.—Buenos días, mis… — las lágrimas se acumulan en mis lágrimas — amores.Abro las otras cortinas y siento mi
Jeremías—Estos son los informes que mandó a pedir — dice mi contador dejando las dos carpetas bastante anchas sobre mi escritorio — realmente no vi nada extraño en los informes generales del grupo, pero definitivamente las ganancias de la sección farmacéutica son bastante diferentes.—¿Aún no llegan los informes de esa sección? — miro mi reloj — quiero una reunión, apenas tenga un resultado — me pongo en pie — también necesito que hagas un retiro de mi cuenta personal de treinta mil dólares.—¿Treinta mil? — mi contador duda — ¿Por qué necesita ese dinero seño?, no quiero sonar entrometido, pero…—Tengo una casa que me gustaría comprar — respondo — pero preferiría que dejara esto entre los dos, es una sorpresa.—Comprendo — mi contador se pone en pie — tenga un buen día, le informaré si tengo noticias de la investigación que solicitó.—Excelente.Espero a que mi trabajador salga de la oficina antes de marchar el número de Lizbeth, ayer la detuve, pero sigo preocupado de que intente e
Lizbeth—¿Qué fue lo que sucedió cariño? — cuestiona mi madre mientras regresamos a la habitación de mi padre desde la máquina de café — Porque hay dos hombres sentados en la sala de espera fuera de la habitación, además porque me llamaste diciendo que te irías.—No hay nada que preocuparte mamá — respondo — solo… Tuve una pequeña crisis, pero todo está bien ahora.Ella sonríe y trato de hacer lo mismo, no quiero preocuparla, no ahora que mi padre está mucho mejor. O al menos desde la última vez no ha tenido otra crisis y eso definitivamente me hace feliz, así que no pienso atormentar a mi madre con todas las llamadas de amenazas.Llegamos a la habitación donde dejamos a mi padre con los niños, mi corazón se acelera cuando veo a mi padre sonriendo como hace meses no lo hace mientras Lucas le cuenta alguna cosa, Lucia por su parte está simplemente sentada a su lado jugando con su cabello.—Oh, han vuelto — mi padre me mira — qué lindos niños tienes.—¡Mamá, el abuelo dijo que me regala