Luciana extrañaba tener a Ignazio sujetándola de la mano. Aquel era el primer evento en público al que asistía y había estado bastante nerviosa. Sus preocupaciones no habían estado, por completo, infundadas. Tan pronto atravesó la puerta algunas miradas se habían dirigido a ella y los susurros al pasar no habían faltado. Rodolfo nunca la había llevado a eventos como aquel, algunos ni siquiera sabían que él estaba casado, pero, después de la manera que se habían desarrollado los eventos, muchos estaban al tanto ahora. Luciana no había dejado que la intimidaran, había caminado con seguridad entre la multitud. Ella no había hecho nada malo y no tenía por qué sentir vergüenza. Tener a Ignazio acompañándola mientras hablaba con algunas de los asistentes, había ayudado de mucho. Pero él había tenido que dejarla un rato para unirse al resto de sus primos sobre el escenario. Lia había conseguido que, entre sus sobrinos e hijos de conocidos, quince personas participaran en la subasta. Son
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