Aunque aún tenía ciertas dudas, Zahor condujo a Aurora hacia la manada. Sin embargo, debido a su falta de experiencia, a Aurora le resultaba muy difícil seguirle el paso a Zahor.—Oye, espera, estoy cansada. Desde que desperté en este lugar, no he comido y me siento agotada.—Eres una loba, perfectamente puedes cazar. No entiendo cómo es posible que no sepas de dónde vienes y tampoco sepas las cosas básicas para subsistir.—Pues no, como ya te dijo el guardián, vengo de muy lejos. Ni yo misma sé cómo llegué aquí. Solamente recuerdo que desperté cerca de un claro, tuve un sueño donde un lobo de pelaje azul con ojos grises me decía que la luna iluminaría mi camino.Zahor se detuvo bruscamente, giró hacia Aurora y, con dudas, preguntó: —¿Qué color eran las orejas de ese lobo? Dime, ¿de qué color eran las orejas de ese lobo?—No lo sé, no estoy muy segura, pero creo que eran blancas.Zahor dio unos cuantos pasos hacia atrás, sorprendido por la respuesta.—Eso no es posible, tú nunca lo co
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