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Todos los capítulos de El juego de seducción del CEO: Capítulo 21 - Capítulo 30
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21. Lo quiero todo
Maggie estaba temblando desde los pies hasta la punta de la cabeza. Ella no recordaba cuándo fue la última vez que tuvo una cita y las que tuvo no podían ni siquiera compararse con esto. Dio una ojeada a su mano, esa misma que estaba entrelazada con la de Nathaniel y lo único que podía pensar era ¿Qué significa esto? Ni siquiera terminaba de entender cuándo la atracción fue pasando a sentimientos, porque ya no podía negarlo, ella estaba desarrollando sentimientos por el castaño. Finalmente llegaron a la cubierta, la imponente ciudad se alzaba frente a ellos, estaban rodeados por la brisa marina y la cautivadora vista del puerto de Nueva York. Maggie se sentía confundida por los sentimientos que habían surgido en su interior hacia Nathaniel, pero también emocionada por la cita que él había organizado. Sin embargo, el miedo también se apoderaba de ella, recordando las heridas del pasado. Nathaniel llevó a Maggie hasta la baranda, y juntos se quedaron mirando el horizonte, entonces é
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22. Necesito estar con mi hijo
Estaba desesperada. No había otra manera de describir cómo se estaba sintiendo Maggie en esos momentos mientras su mente creaba miles de escenarios en los que su bebé se encontraba junto a una desconocida rumbo al hospital. Su mente no dejaba de recriminarle que no debía haber salido, ella debió estar en casa junto a Dan. Podía sentir como su labio inferior temblaba y el pecho le dolía de la misma ansiedad. —Todo va a estar bien, nena. Ya verás.—La voz de Nathaniel llegó hasta ella y cuando lo miró, se dio cuenta que él también estaba preocupado, aunque intentaba animarla. Maggie apretó sus labios con fuerza rezando internamente porque él tuviera razón, porque sino ella nunca se podría perdonar. —Por favor, acelera un poco Nathe— fue lo dijo y Nathaniel no dudó un solo segundo, antes de acelerar lo máximo permitido el auto. Cuando llegaron se bajó corriendo y fue directo a la entrada del hospital, su corazón latiendo rápidamente por la preocupación que sentía. Estaba desesperada p
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23. Yo siempre te diré la verdad
No solo estaba molesto, estaba frustrado, sentía que con cada paso hacia adelante que daba con Maggie, luego retrocedía tres más. Y es que ¿Cómo iba a saber que los hospitales del seguro estaban tan mal? Su comentario nunca fue malintencionado, él simplemente estaba tratando de procurar lo mejor para el niño. Sin saber que hacer, pues le había mandado ya tres mensajes en la mañana a la chiquilla y lo ignoró magistralmente, decidió llamarla directamente para saber cómo estaba Dan. Pues la noche anterior casi no pudo pegar ojo pensando en cómo estaría el niño y seguía preocupado. Una timbrada, dos timbradas, tres timbradas y cuando creyó que ya no contestaría, su voz enojada llenó la línea. —Nathaniel. La voz sería de Maggie fue suficiente indicio para que él supiera que seguía enojada. —Maggie, te estado llamando todo el día para preguntar por el niño y disculparme, entiendo que… —No—Maggie seguía sintiendo el enojo a flor de piel, por eso lo había ignorado, pero se dio cuenta qu
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24. ¡Estás siendo un idiota!
Maggie estaba demasiado nerviosa de pensar ver a Nathaniel esa mañana, él ni siquiera había querido escucharla cuando intentó decirle que había malinterpretado las cosas y aunque una parte de ella le decía que no le diera explicaciones, sabía que luego de la cita, de todo lo que pasó entre ellos, lo menos que podía hacer era explicarse.Sin embargo, eso no significaba que fuera fácil, pues no sabía en qué actitud iba a estar el castaño, sus ojos fueron a su pequeño que esa mañana estaba más callado de lo normal, ella lo atribuida a que las medicinas lo tenían un poco somnoliento, pero eso no impidió que nada más entrar a la empresa él levantó su cabecita y la miró antes de decir:—¿Nathe?El pequeño no tenía el entusiasmo de siempre, pero le hacía ilusión ver al castaño y eso solo hacía que el corazón se le arrugara más.—Si bebé, Nate está aquí, pero estará ocupado, puedes verlo después, ¿De acuerdo?El niño no parecía muy convencido de sus palabras y esa vez cuando lo dejó en la gua
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25. No me cierres la puerta
Nathaniel era consciente de que el día anterior se había desquitado con la chiquilla toda la frustración que sentía, pero es que todo le estaba saliendo mal. Su madre se había negado a decirle cuál era su plan y si había algo que él odiaba eran las sorpresas. Debía tener todo controlado, por eso el hecho de que su madre le dijera que lo descubriría muy pronto lo tenía con los nervios de punta. Sobre su maldito plan aunque hasta el momento solo había demostrado un fracaso tras otro, había algo que él no podía ignorar y era que la chiquilla si sentía algo por él y por eso era que ahora, tragándose su orgullo estaba llamando a Mattias mientras entraba a la empresa. Milagrosamente esa vez le contestó a la primera timbrada. —Te salvas de que tenía una reunión y ya estaba despierto.— Nathaniel sonrió al escucharlo, pensando que su amigo nunca cambiaría. —¿Con quien es la reunión? ¿Con un par de piernas bronceadas? Nathaniel y Mattias se habían conocido cuándo él llegó a la familia Mont
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26. Volverás a saber de mí
Maggie se había quedado paralizada, podía escuchar que Nathaniel le estaba preguntando algo, pero ella ni siquiera era capaz de separar los labios para hablar. Sentía como si todo su cuerpo estuviera siendo atravesado por pequeñas agujas, mientras que el miedo se disparaba en su interior al ver frente a ella al hombre que le dio tantas desgracias y también su mayor alegría. Habían pasado ya dos años desde la última vez que lo había visto, él nunca llamó o preguntó por Daniel, ni siquiera dejó una nota cuando se fue y le robó todo y ella creyó que había desaparecido de sus vidas para siempre, pero ahora estaba ahí viéndola de frente como si no hubiera pasado nada. Dándole una rápida mirada al castaño a su lado que la veía interrogante y preocupado, se armó de valor apretó más a Daniel contra su cuerpo, para evitar así que George, su ex, lo viera, y finalmente habló: — ¿Qué haces aquí, George?— la voz le salió más firme de lo que se esperaba. Nathaniel no sabía qué era lo que esta
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27. Eres mía
El edificio era increíblemente lujoso, tanto así que incluso su hijo no había dejado de mirar con sus ojitos muy abiertos todo a su alrededor. Nathaniel los guió hacia un ascensor super extraño que se abría con una tarjeta, y una vez dentro, su impresión sólo incrementó cuando las puertas metálicas se abrieron directamente dentro de un inmenso apartamento. —Bienvenidos a mi hogar— dijo el castaño en el momento en que pusieron un pie dentro. Maggie debía admitir que estaba un poco confundida, pues pensaba que él vivía en la enorme casa donde se leyó el testamento. —Pensé que vivías en la mansión.— dijo ella y como Dan estaba retorciéndose por que lo bajaran lo puso en el suelo y con una mirada seria le dijo—Sin tocar nada. Nathaniel vio como el pequeño frunció el ceño ante la orden de la chiquilla, pero obedientemente se limitó a mirar todo lo que había alrededor. Entonces él miró nuevamente a la hermosa mujer frente a él y negó con la cabeza. —No, tengo una habitación ahí y alg
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28. Voy a ser cuidadoso
(Este capítulo tiene contenido +18)El almuerzo estaba envuelto en un ambiente tenso luego de que Maggie le hiciera su petición a Nathaniel, el castaño no había alcanzado a decirle nada, pues en esos momentos Dan llegó hasta ellos pidiendo comida. Sin embargo, ahora el niño había caído rendido y Nathaniel la estaba guiando por el pasillo hasta que abrió una de las puertas dejando ver una hermosa habitación perfectamente ordenada, al igual que el resto del apartamento. —Puedes dejarlo aquí— le dijo mientras la ayudaba acomodando las almohadas. —Gracias. Con mucho cuidado acomodó al pequeño en la cama y le quitó los zapatos para estuviera más cómodo, luego dejó un beso en su cabecita y salió de la habitación dejando la puerta entreabierta. Caminó directo hacia la sala donde sabía que le esperaba una conversación pendiente. Cuando llegó se encontró con el castaño de espaldas a ella, estaba con la mirada fija en las enormes ventanas que daban una hermosa vista a la ciudad. Tragando e
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29. Ella es mi novia
Nathaniel no podía sacar de su mente todo lo que había sentido cuando finalmente estuvo con Maggie y eso solo estaba terminando de joderle la cabeza, porque si bien sabía que ahora estaba un paso más cerca de cumplir con su plan, ya no estaba del todo seguro de que lo estuviera haciendo todo por el dinero. Luego de haber pasado todo el resto de la tarde con una sonrojada Maggie y un travieso Daniel en su apartamento, él le había dicho a la chiquilla que antes de hacerlo público como le había dicho iría a hablar con su madre. La mueca que se formó en el rostro de ella al escuchar que nombraba a Barbara no había pasado en alto para él, sin embargo, la chiquilla aceptó y luego de recordarle que hiciera una cita con el abogaducho ella y el pequeño se habían ido. Casi a las nueve de la noche él estaba entrando a la mansión familiar, decidido a hablar con su madre y hacer que esta le dijera qué demonios era lo que estaba tramando. No tuvo que buscarla demasiado, porque para su sorpresa B
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30. No soy de su agrado
Había llegado, finalmente, el día de la presentación y con todo lo que ocurrió con su ex no había tenido tiempo de asimilar lo que pasaría: ella se enfrentaría a los grandes jefes de la empresa y lideraría una presentación. Sin embargo, no era tonta, sabía que la mayoría de personas ahí no gustaban de ella y la veían como menos, pero eso no la iba a acobardar, no, eso solo la motivaba a que les demostrara que no era una simple bastarda como ellos decían. Entrando a la empresa ignoró por completo a la odiosa recepcionista y llevó a Dan directo a la guardería, donde fue recibido por la niñera y varios niños más que poco a poco se habían ido sumando, lo que tenía muy entusiasmado al pequeño. Luego se fue directo al ascensor de presidencia sin dar una sola mirada a nadie y oprimió el número 15, sin embargo, antes de que las puertas se cerraran una mano varonil se interpuso y al instante siguiente Nathaniel estaba entrando junto a ella. Por unos segundos, mientras las puertas se cerraba
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