Dame tu mano y vayamos a algún lugarDonde no hay pasado, donde no hay rencor.Vamos a ese sitio de los sueños olvidadosY en algún espacio sereno, te mostraré mi amor.Jennifer despertó en su cama y miró la luz que entraba por la ventana. Había soñado algo, no recordaba bien qué. Un sueño cálido que le había dejado el alma tranquila, pero la sensación se fue yendo poco a poco, lentamente.No iba a ser un día tranquilo, del mismo modo que ayer no lo había sido. Anoche, justamente, se había comprometido con Jeremy.Los días habían pasado, y tío Raymond no había vuelto con una oferta mejor que la de Jeremy, ni con nada que lograra disuadirla de casarse con él. Y ayer se había acabado el plazo; Jeremy y ella se habían comprometido, se había anunciado la boda, y se iban a casar.Había sido una cena elegante con pocos invitados, unos cuantos, socios, que necesitaban ver con sus propios ojos que su dinero estaba a salvo, que los Blackwell tomarían Hendricks industries, y, por lo tanto, que
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