Irina.Después del beso apasionado y desenfrenado, nos separamos lentamente. Ambos estábamos sin aliento, con la mirada fija el uno en el otro, tratando de asimilar lo que acababa de suceder. El ascensor llegó a mi piso, pero ninguno de los dos se movió. Permanecimos en silencio durante unos segundos, dejando que la intensidad del momento se disipara.Finalmente, rompí el silencio con la voz aún temblorosa:—Estaremos en… problemas… —es lo único que pude decir, mientras sus manos acariciaron mi boca. Mis ojos se cerraron y luego sentí cómo él besó mi labio superior, y habló sin separarse:—Créeme… he tratado de alejarme, pero es imposible. Cada vez que estoy cerca de ti o lejos, no importa nada, todo se descontrola.Mis manos temblaban ligeramente, y sin poder evitarlo, lo miré a los ojos. Era una confusión de sentimientos: amor, deseo, rabia, frustración, todo se mezclaba en un torbellino dentro de mí.Luego miré hacia atrás de él, y vi una pareja que se subía al ascensor, y nos apre
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